Buscan en dos camarotes sin revisar al gallego y al luso del «Santa Ana»
GALICIA
Ayer aparecieron el asturiano Marcos del Agua y el indonesio Wasito
18 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Quedan por revisar dos camarotes y el sollado de víveres de proa, así como la sala de máquinas, «un infierno de gasoil y aceite». Si el tiempo no empeora tanto como para poner en riesgo vidas, hoy se reanuda la búsqueda de los dos náufragos que faltan del Santa Ana, el muradano Manuel Tajes y el portugués Víctor José Farinhas. Ayer aparecieron otros dos cuerpos: el del asturiano Marcos del Agua, de 28 años y alumno en prácticas, y el del marinero indonesio Wasito. Y también se acabó de abrir el boquete de metro y medio de ancho en el costado de estribor, pendiente desde el domingo. Si allegados de Marcos del Agua reprochaban anteayer la falta de resultados, pasadas las dos de la tarde de ayer rompían a llorar en la sede de la Autoridad Portuaria de Avilés cuando eran informados de que lo habían encontrado en los camarotes de proa más próximos al centro del arrastrero, el mismo lugar donde hallaron los dos cuerpos recuperados el viernes y el sábado. Ahí también se toparon al indonesio Wasito. También a pie de muelle, confirmó su identidad un hermano suyo, que navegaba como tripulante del arrastrero con el que faenaba el Santa Ana», el Cidade de Albufeira. Ayer, durante el reconocimiento y levantamiento judicial de los cadáveres, los acompañó, visiblemente afectado, José Balayo, el hijo del armador del pesquero.
Operativo
Xaquín Maceiras, jefe de Operaciones de Salvamento Marítimo; Carlos Martínez, capitán del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil, y Licinio Alonso, capitán marítimo de Avilés, comparecieron anoche para explicar el operativo. Al amanecer recibieron la lanza térmica para suplir a la que se averió el domingo, y con ella llegaron más buzos. Si a mediodía Alonso se ciñó al hallazgo del asturiano y del segundo indonesio, Maceiras y Martínez resumieron qué habían hecho cuando se cumplió una semana de la tragedia del Santa Ana, que se fue a pique contra isla Erbosa, en Cabo Peñas. «Cuarenta inmersiones, algunas de hasta tres horas con suministro de oxígeno superficie», hicieron ayer los buzos de la Guardia Civil y de Salvamento Marítimo, explicó el capitán Martínez. Pasadas las diez de la mañana retomaron la reapertura del boquete, a la altura de los camarotes, en el costado de estribor, relató Maceiras. Paralelamente, continuaron supervisando la zona habitable, donde aparecieron los cuatro cuerpos hallados a bordo. El agujero en el casco facilitó el desescombro de todo tipo de objetos que flotan por el interior del Santa Ana, en posición semivertical y «encastrado» entre los acantilados.
«Sin el boquete no habríamos recuperado los dos cadáveres», dijo el capitán Martínez para describir lo relevante que resulta ese agujero para retirar del interior los objetos que flotan y entorpecen el trabajo de los buzos. Se supone que el muradano y el portugués que faltan pueden estar en los dos camarotes o en el sollado de víveres por revisar. Pero tampoco se descarta que se los hayan llevado las corrientes, por lo que ayer continuó una intensa búsqueda por mar y por la costa, con un avión, helicópteros, embarcaciones y equipos por tierra.
Aparte de esa zona habitable, la sala de máquinas del Santa Ana no ha sido investigada, aunque los submarinistas sí han accedido a ella. «Es un infierno de aceite y gasoil, un espacio de 9 metros de largo por 3 de ancho», en palabras del capitán Martínez. Revisarlo a fondo requeriría semanas por la contaminación.
Hoy se prevé que el tiempo empeore. Salvamento y Guardia Civil cuentan con eso va a dificultar aún más el rastreo de cadáveres. Lo mantendrán mientras el clima lo permita, pero podrían suspenderlo si encontrar esos cuerpos aumenta el riesgo para los submarinistas, dijo Martínez.