Feijoo, el corcho y la tempestad

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El líder del PP cumple 5 años de su victoria con signos de desgaste, pero sin alternativa

02 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Del perfil político de Manuel Fraga hubo cierta coincidencia en destacar su trayectoria «camaleónica» y «contradictoria», como llegó a glosar tras su desaparición el dirigente comunista Santiago Carrillo, desaparecido pocos meses después. Y algo de eso hay, porque el Fraga que dirigió con mano de hierro la cartera de Gobernación y hablaba de la «unidad sagrada» de España fue la misma persona que exprimió el autogobierno al máximo y teorizó sobre la federalizante Administración única, que todavía hoy indigesta al PP.

Salvando las distancias, también el sucesor de Fraga en el PP gallego, Alberto Núñez Feijoo, heredó algunos aspectos de aquélla capacidad camaleónica y pragmática, que explican que el presidente de la Xunta sea capaz de mantenerse a flote como un corcho en medio de una prolongada tempestad, justo cuando se cumplen cinco años de la inesperada victoria electoral que borró del mapa el bipartito formado por el PSOE y el BNG.

Discurso resultón

Si algún mérito tuvo Feijoo fue el de construir un discurso resultón para manejarse en un tiempo de demoliciones, en el que el malestar social y la desafección achican al máximo los espacios para la política. Austeridad, reajustes, copagos... Al discurso de Feijoo no tardaron en salirle imitadores y en mucho aspectos también tuvo que autoenmendarse para preservar su imagen de gestor eficiente para una época de penurias.

Paradojas de la vida, aquel conselleiro al que Fraga catapultó poniéndolo al frente de la construcción de las autovías y las grandes obras públicas fue el que, como presidente, redujo la inversión pública a la mínima expresión; el que asintió con la licitación de la obra pendiente de la Ciudad de la Cultura en un gobierno en funciones, es el que hace unos días paralizaba definitivamente el proyecto; el que llegó a la Xunta disponiendo de un presupuesto que rozaba los 12.000 millones de euros, dispone ahora de algo menos de 8.400 millones.

Desde las elecciones del 1 de marzo del 2009 es evidente que mudó de un modo radical la forma de hacer política. Pero Feijoo no solo se mantiene a flote como un corcho en medio de la tempestad por méritos propios, que algunos tiene, sino también por la debilidad mostrada en este tiempo por su adversario político, los bipartitos del PSOE y el BNG que en el 2007 le cerraron al PP las puertas de todas las alcaldías urbanas de Galicia, y del que ahora solo quedan algunos vestigios.

El líder del PSdeG, Gómez Besteiro, hizo ayer su propio análisis de los cinco años de Feijoo en la Xunta y destacó que el paro creció en un 50 %, se desmanteló la gratuidad de algunos servicios públicos y la deuda acumulada por la Xunta ya es superior al presupuesto anual. En otras circunstancias y con estas credenciales, Feijoo incluso debería ser derrotado en las urnas, pero revalidó el puesto hace año y medio, cuando ya se hablaba, número arriba numero abajo, de esos mismos indicadores en su contra.

Y es que gran parte de la fortaleza de Feijoo reside en la incapacidad de la oposición para crear una alternativa de gobierno. A la explosión de siglas sufrida por el BNG se añade la trayectoria errática emprendida por el PSdeG desde que Touriño arrojó la toalla en el 2009, y está por ver si el propio Besteiro es capaz de enderezar el rumbo.

Contra el PPdeG solo tuvo éxito el dos contra uno de PSOE y el BNG. Pero tras el cambio del sistema de partidos y la irrupción de AGE en escena, está por ver cómo se forja esa alternativa. De momento, no parece estar a la vista. Y eso, a Feijoo, le permite seguir a flote.