Cuando afloran los enchufes, presuntos o no, se hace el silencio, o se protesta en plan a ver si escampa, como si hubiera riesgo de descarga eléctrica. Así están reaccionando en el fondo el PP y el BNG ante la denuncia de una supuesta red de enchufes tejida en la corte de Caballero; como para que a muchos ciudadanos se les quede cara de grito de Munch. Esto puede llevar a pensar, equivocadamente o no, que hay a quien no le interesa hablar de enchufes, no vaya a suceder que salten todos los plomos. Así son las cosas en Vigo, la ciudad de los 33.645 parados, estos sí totalmente desenchufados, donde se produce una denuncia gravísima y la oposición no ejerce de oposición. Pide aclaraciones tan tibias como el agua de la bañera de un bebé. A esto, en política, no se le llama oposición. Se le llama estar al servicio del (mal) gobierno de turno.