Poner pies en polvorosa

GALICIA

19 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Que Jorge Luis Sosa, más conocido como Makelele, es un individuo peligroso, lo sabemos todos. Su afición a conducir a velocidades de escándalo puso en numerosas ocasiones en peligro la vida de sus conciudadanos, hasta que un fatídico día del 2008, tras tanto ir el cántaro a la fuente, ocasionó en Vigo un doble accidente mortal por el que fue condenado a tres años y nueve meses de prisión. Y ahora nos enteramos de que se encuentra en Pensilvania preparándose para ser campeón mundial del peso wélter, y pasando olímpicamente de la Justicia española. Para quien esto escribe la culpa no es suya. Su victimismo respecto a que fue condenado por racismo, etcétera, nos produce una tremenda indignación, pero hasta es normal que no entre en sus planes regresar a España para cumplir su pena. El auténtico problema es que a pesar de que una jueza viguesa ha solicitado su extradición, al tener la doble nacionalidad, española y norteamericana, los Estados Unidos no van a plegarse a lo peticionado por la magistrada de la ciudad olívica. Otra cosa es que en sus corredores de la muerte haya españoles esperando su turno, pero para eso son los amos del mundo. Seamos realistas y aceptemos que las hijas de las víctimas nunca tendrán la satisfacción de que se ha hecho justicia. Imagino que algún día la armará en los Estados Unidos, y entonces sí lo tratarán como al peor de los criminales. Porque el daño se lo habrá hecho a uno de ellos, y en su territorio. Así son los yanquis. De todas formas no pasemos por alto que la Justicia española, una vez más, se encontraba instalada en las Batuecas. Mientras El Terrible Sosa andaba dando guantazos a diestro y siniestro por los rings norteamericanos, por aquí se pensaba que estaba encarcelado en aquel país.