El carballés cumple numerosas condenas en Teixeiro
20 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El joven carballés Benjamín López Rojo, más conocido por Japito y que se ha hecho célebre por ser el español más veces condenado por conducción temeraria, tiene tanto que responder ante la Justicia, tantas causas pendientes, que ayer han puesto un juzgado a su disposición para ser procesado ocho veces por lo mismo, por conducir sin carné. No luchó. Asumió todas sus culpas. Fue su abogado el que negoció con el fiscal una reducción de la pena a cambio de reconocer los hechos y en base a una argucia legal gracias a la cual si un hombre tiene muchos procesos por el mismo delito, como es el caso, se refunden las penas en una sola. Así, en vez de ser condenado a 10 años de prisión por ocho delitos de conducción sin carné, el castigo le quedó en un año y nueve meses. También lo castigaron a 18 años de retirada de carné. Pero antes tendría que sacarlo, pues nunca pisó una autoescuela a pesar de conducir desde los 11 años, cuando aprendió en su poblado de O Sisto, en Carballo.
A través de su abogado, Benjamín López volvió a pedir perdón «a todos aquellos que en algún momento pude causar daño».
A las puertas del Juzgado de lo Penal número 3 de A Coruña se congregaron cinco mujeres, entre ellas su actual pareja, con la que se fundió en un beso antes de que la policía lo trasladase de nuevo a la prisión de Teixeiro, donde cumple numerosas condenas por conducción temeraria, robos de vehículos, conducción sin carné y atentados a la autoridad. Sin delitos de sangre, su abogado, el penalista Ramón Sierra, intenta que le refundan todas las penas. Porque si se suman todas las que acumula por conducir de forma temeraria y las que le quedan en su horizonte más cercano, estaríamos ante un reo sentenciado a cadena perpetua.
A día de hoy tiene 23 años y no quiere soplar las velas de su cincuenta aniversario en la sombra. Al margen del enredo judicial, ahora Japito está en prisión, pero no porque lo cogieran -con 21 años ya lo habían arrestado cien veces-, sino porque se entregó tras una larga negociación con los agentes. Cuando ya no le era rentable vivir con la Guardia Civil pisándole los talones durante seis meses de persecución sin tregua, se dejó caer por el cuartel con su abogado en agosto del año pasado. Fuentes judiciales confirman que con su entrega y la captura de la mayoría de sus compinches, en Carballo «se vive más tranquilo». La tasa de delincuencia ha bajado de manera sorprendente.