La rebelión del capitán Noriega

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El alcalde de Teo se erige en referente nacionalista tras enmendar al propio Beiras

16 jun 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Martiño Noriega, de 38 años y dos mandatos como alcalde de Teo a la espalda, tenía a su alcance dos opciones para rebasar los lindes de esa aldea gala de Astérix, como él llama a su municipio, y convertirse en un actor al que tener en cuenta en la escena política gallega. Una consistía en permanecer a la sombra de Beiras, dócil en su delfinato, hasta el día en que al veterano dirigente nacionalista le empiece a fallar la cuerda. La otra, pasaba por asumir, sin pedir permiso, un protagonismo más activo para demostrar que tras él hay algo más que un cúmulo de buenrollismo. Y Noriega tomó la vía más valiente, pero también la más arriesgada. En la última asamblea de Anova, el nuevo partido fundado por Beiras, promovió una rebelión que, si bien fue aplacada por la guardia pretoriana, ascendió a Noriega de subteniente a capitán.

Y ahí está. «A Martiño hai que roelo», como dice uno de sus fieles, evocando la época dorada del Pontevedra CF. El regidor teense utilizó el modelo de convivencia en red ensayado en su aldea gala, que lo condujo a la mayoría absoluta en las urnas, para exportarlo al resto de la Galia a base de derribar los marcos del espacio político ideado para Anova, una fuerza nacionalista de izquierdas integrada básicamente por el Encontro Irmandiño de Beiras y la FPG.

El inesperado éxito de la coalición AGE, formada por los beiristas e Izquierda Unida (IU) y que pasó de la nada a tener 9 escaños, marcó una nueva frontera. Algunos grupos minoritarios de Anova, como la FPG, se lanzaron a reforzar el vínculo con IU y a operar unidos en O Morrazo o Vigo como AGE, una dinámica que amenazaba con desbaratar una Anova en pañales.

La UPG de Anova

El propio Noriega detectó ese movimiento en su territorio y, quizás para apaciguar los ánimos, impulsó mano a mano con Antón Dobao (FPG) un voto particular para darle más rienda a la deslumbrante AGE. Esa posición chocaba con la tesis defendida por algunos de los más estrechos colaboradores de Beiras, como Mario López Rico y Luís Eyré Palleiro, que salvando las distancias son lo más parecido a una UPG de Anova, al actuar como el núcleo duro del beirismo para tutelar el rumbo de la organización.

El «papelito del Martiñito», como llegaron a calificar algunos pretores de Beiras el voto particular de Noriega, llegó a tensionar tanto el equilibrio dentro de Anova que obligó al comandante en jefe a asumir ese papel del padre que les exige a todos sus hijos que se lleven bien. Beiras habló con Noriega y lo disuadió de defender el voto particular de Teo, descabezando la rebelión. El propio Dobao se plegó también y renunció a hacerlo, dejándole la gestión del fracaso al concejal teense Rafael Sixto.

Renuncia como portavoz

Pese a detener la rebelión en el último minuto, Noriega se significó tanto en esta crisis que deberá ser tenido en cuenta en el futuro, por mucho que haya puesto a disposición su cargo de portavoz del Encontro Irmandiño. Entre los recién llegados a Anova ya empieza a haber activos que se declaran «de Martiño» antes incluso que beiristas, algo inédito. Así que Beiras, como líder indiscutible de Anova, va a tener que actuar realmente de bisagra entre los irmandiños, y entre estos y el resto, si no quiere asistir en vida a la pelea por su enorme legado político, del que también reclamarán su parte IU y el BNG.