Confirmados los 35 años de prisión para el descuartizador de Aranga

a coruña / la voz

GALICIA

José Ramón Blanco pagará 17 años de cárcel por cada una de las dos muertes, dos más por tenencia ilícita de armas y cuatro meses por descuartizar los cuerpos de los vecinos de Muros

03 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

José Ramón Blanco Vila ya no puede acudir a más altas instancias para intentar suspender o rebajar la condena que le impuso hace ahora un año la Audiencia Provincial de A Coruña por el asesinato y descuartizamiento de dos vecinos de Muros. Así las cosas, la pena queda como estaba, en 35 años de prisión porque así lo dejó dicho esta semana el Tribunal Supremo.

Y eso que tras el juicio y según la sentencia de la Audiencia Provincial, es más que probable que a José Ramón Blanco Vila le echasen una mano para dar muerte a esos dos hombres para evitar pagarles una deuda por droga de unos 800 euros. Pero solo él pagará por ello porque solo a él apuntaron las pruebas. Pagará 17 años de cárcel por cada una de las dos muertes, dos más por tenencia ilícita de armas y cuatro meses por descuartizar los cuerpos. Los seis miembros de su banda, que estaban acusados de ayudarlo a desmembrar los cadáveres o de encubrirlo, salieron absueltos. Solo uno de ellos tendrá que cumplir un año de prisión por tenencia ilícita de armas.

Así lo acordó en mayo del año pasado la Audiencia Provincial de A Coruña, que no tuvo duda alguna de que fue este fontanero de Aranga metido a ladrón, «solo o en compañía de otro», quien dio muerte y descuartizó a dos vecinos de Muros, Javier Toledo y Ramón Luces, el 9 de noviembre del 2008. La prueba de mayor peso ha sido el propio condenado. Nunca negó tener las manos manchadas de sangre, aireó a los cuatro vientos que había matado a dos hombres y fue el primero en reconocer que las víctimas fueron asesinadas en su casa.

Tampoco le dolieron prendas al admitir que fue él quien ocultó los cuerpos desmembrados en una casa abandonada de Culleredo. Lo único que negó fue ser el autor de los disparos mortales. Le echó toda la culpa a su entonces compinche. Lo acusó al enterarse de que aquel lo había delatado. Y de lo que aportó esta traición y de las pruebas recogidas sobre el terreno, la Audiencia concluyó que Blanco Vila es quien debe pagar por ello.