Una base para la Guardia Civil del Mar que jamás tuvo agentes

Mar García Balseiro
Mar G. Balseiro VIVEIRO / LA VOZ

GALICIA

PEPA LOSADA

La construyó el Concello de Viveiro, se cedió a Interior y ahora es de Portos de Galicia

23 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La Guardia Civil del Mar tiene en Viveiro una sede en tierra magnífica. Moderna, con un diseño funcional, luminosa e integrada en una zona ideal, el puerto deportivo de la localidad. Tiene sede, pero no hay destacamento, por lo que el edificio, diseñado por los técnicos municipales y pagado con 120.000 euros de las arcas del Concello, sigue vacío, cedido en su momento al Ministerio de Interior, y ahora, para más complicación del asunto, en manos de Portos de Galicia, ente con el que el gobierno local tiene rotas sus relaciones desde que le retiró la gestión del puerto deportivo argumentando que era mala. Desde entonces, el litigio va y viene, pero esa es otra historia.

Hay proyectos, como este, que se negocian en los despachos de los organismos oficiales a lo largo de varios gobiernos, indiferentes los colores y con resultados similares. La idea surgió cuando la alcaldía viveirense la ostentaba el popular César Aja. Nació como proyecto cuando el siglo estaba en pañales; el 5 de julio del 2006 el alcalde de Viveiro, entonces el socialista Melchor Roel, representantes del Gobierno central y de las fuerzas de seguridad supervisaron la base ya construida, pendiente tan solo entonces de la luz (que durante meses pagó el Concello), la conexión telefónica y por supuesto de que la Guardia Civil convocara las plazas y las asignara, y que llegara la embarcación que vigilaría el Cantábrico desde Cedeira hasta parte de Asturias.

El edificio tiene una superficie en planta de 155 metros cuadrados, y en su interior incluye puesto de vigilancia, vestíbulo, aseos y vestuarios para ambos sexos, una zona común para los agentes, almacén y taller. Además lleva aparejado un pantalán especialmente construido para las embarcaciones de vigilancia, que también encargó y pagó el Concello de Viveiro en su momento, otros 20.000 euros. A lo largo de estos años el pantalán sí fue usado por las embarcaciones de vigilancia, e incluso sirvió de punto de embarque para el Garoa, un yate privado hoy desaparecido que se dedicaba a paseos turísticos por la ría.

A lo largo de estos años, en varias ocasiones, el Gobierno de turno confirmó que la Guardia Civil del Mar operaría en su base de Viveiro, con una dotación de entre 17 y 35 personas, que incluso podrían llegar a ochenta. De momento no ha llegado ni una, aunque en ocasiones el edificio se ha utilizado para guardar la zódiac y otros elementos de este servicio cuando está en tránsito por la costa norte.

Cada vez que se anunciaba que ya empezaría a funcionar, se frenaba. El Gobierno llegó a explicar que la atención a las pateras en el Estrecho impedía «por el momento» dotar de personal a la Guardia Civil del Mar. Una asociación de la propia Guardia Civil reclamó la apertura de la sede, y aludía a la vulnerabilidad de la costa mariñana. Esto ocurría en el 2009. «El edificio está vacío, envejeciendo, sin personal, sin material y sin previsión para su apertura», criticaba entonces una senadora del PP. La Xunta incluso reconocía que A Mariña estaba en una «situación de evidente desprotección» ante la posible «entrada de fluxos de narcotráfico e delincuencia organizada». Los recortes hicieron el resto.