Racionalizar la fusión municipal

GALICIA

15 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Sorprendentemente, Galicia, después de muchos años haciendo segregaciones, ha entrado en una fase de fusiones aceleradas. En principio, la fusión es una fórmula adecuada para resolver el problema de aquellos municipios que por su pequeño tamaño no son viables. Sin embargo, acudir a la fusión como fórmula general no parece el procedimiento más adecuado. Hay que analizarlo desde distintos puntos de vista. Uno de los más favorables es acudir a la fusión municipal para los concellos periurbanos que rodean a las ciudades con el fin de ajustar los límites administrativos con los límites reales de la ciudad. Es una fórmula muy ágil para resolver el problema de las áreas metropolitanas, y por eso algunos países como Japón hacen uso de ello. Distinta es la perspectiva en el espacio rural, porque la desaparición de un municipio conlleva un debilitamiento del tejido rural, privándole a espacios en declive de una de las pocas opciones con que cuentan para su dinamización. Por otro lado, la supresión de un municipio implica una pérdida de identidad territorial para sus habitantes, por lo cual sería muy aconsejable que antes de tomar una decisión se acudiera a conocer el estado de opinión de los ciudadanos, o lo que es lo mismo, establecer cauces de participación para que los vecinos puedan decidir en algo que puede afectar a su futuro. Si acudimos a la experiencia de las anteriores fusiones en Galicia, y aun habiendo transcurrido mucho tiempo, los municipios fusionados han perdido capacidad de decisión y calidad de vida, porque han pasado a convertirse en periferias del municipio principal. Por estas y otras razones, acudir a la fusión como fórmula generalizada en el medio rural puede contribuir a acelerar el despoblamiento y la regresión. De ahí que sea conveniente pensar también en fórmulas de cooperación intermunicipal. Finalmente, queda un segmento formado por los municipios cuya población está por debajo de un determinado número de habitantes, cuyo límite habría que determinar, en los cuales la fusión es posiblemente el único camino posible. En conclusión, todo proceso de reforma administrativa del territorio debe hacerse de una manera racional, planificada, con previsión de las ventajas y los beneficios, y contando con la participación de los ciudadanos. De lo contrario, la fusión puede agravar todavía más el problema que queríamos resolver.