La policía cree que el Códice Calixtino fue robado por encargo

c. pino, m. mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Se supone que el hurto fue llevado a cabo por una banda de especialistas contratada por un coleccionista multimillonario. El deán habla de «un gran atentado».

10 jul 2021 . Actualizado a las 19:21 h.

El Códice Calixtino desapareció del archivo de la catedral de Santiago entre el jueves o viernes de la pasada semana y la tarde del martes, que fue cuando uno de los dos medievalistas que tenían acceso a él «lo echó en falta cuando fue a cerrar el archivo», como explicó el archivero mayor y deán, José María Díaz. Ayer compareció ante los medios de comunicación acompañado por otros tres miembros del Cabildo, que, según declaró a modo de resumen, «se siente víctima de un gran atentado, de un robo y una tremenda ilegalidad».

José María Díaz refirió que avisaron a la policía el mismo martes, «después de que cuatro personas» buscasen «en la caja fuerte y en las estancias adyacentes». Los agentes policiales hicieron lo mismo durante la noche y al día siguiente, y por la tarde él mismo presentó la denuncia formal. Alegó que no podía dar información sobre la medidas de seguridad por recomendación policial y que el Códice Calixtino «estaba en su sitio, sobre su cojín y cubierto con un paño bordado, el jueves o el viernes, que fue cuando José Sánchez lo vio por última vez».

Indicó que al reducto de piedra donde se guardaba el Códice «se accede continuamente» porque en él se guardan también documentos valiosos como los Tumbos de la catedral o el Breviario de Miranda, del siglo XV, originales que manejan los investigadores. El Códice original se enseña en la sala en ocasiones especiales «y con un servidor delante».

Investigación policial

Fuentes de la investigación apuntaron que se trabaja con varias hipotésis, pero la que cobra más fuerza es la de un «robo por encargo». Se cree que el autor o autores de la «apropiación indebida» podrían haber actuado por «encargo» de algún coleccionista. En este caso, fuentes de la investigación hablan de una «banda organizada» que conoce el valor de la joya bibliográfica, en cuyo caso habrían colocado el objeto en un círculo muy reducido del mercado internacional.

Tampoco se descartan otras opciones, menos espectaculares. Lo que parece claro es, según fuentes policiales, que los autores trabajaron sin dificultad y que no produjeron daños ni en la sala ni en el armario de piedra. Tampoco se apropiaron de otros objetos de valor que había junto al Códice.

Fuentes de la investigación confirmaron que, si bien había medidas de seguridad, el rigor en el cumplimiento de estas no era estricto. «Es como si alguien compra un coche blindado y deja las ventanas abiertas», fue el símil usado para valorar el rigor de las medidas de seguridad. Una fuente, próxima al Cabildo, aseguró que el Códice era «mimado», pero seguramente se «pecó de exceso de confianza».

Las imágenes de las cámaras de seguridad están siendo visionadas para determinar si alguna persona no autorizada accedió a la sala entre el jueves y el martes. Fuentes de la investigación comentaron que «hasta 15 personas» tenían acceso al Códice y otras apuntaron que no siempre se cerraba la puerta.