Varias empresas paran las obras de la transcantábrica por los recortes

José Alonso / Eduardo Eiroa RIBADEO/LA VOZ.

GALICIA

En la reprogramación estatal se aplaza en más de 54 millones la inversión prevista en la autovía

24 jul 2010 . Actualizado a las 16:43 h.

La autovía del Cantábrico (A-8) no se ha librado del tijeretazo del Ministerio de Fomento como respuesta a la crisis económica y su conclusión se vuelve ahora incierta. El jueves por la tarde, apenas unas horas después de que el ministro de Fomento, José Blanco, compareciese en el Congreso para exponer los recortes en obras provocados por la crisis y anunciase que este año se abrirán cuatro tramos de la transcantábrica en Galicia, los trabajos en el Lourenzá-Mondoñedo se detenían y los obreros comenzaban a recoger la maquinaria.

Lo ocurrido no obedece a una orden del Ministerio de Fomento, sino que al parecer es consecuencia de los retrasos en los pagos, a los ya acumulados y a los recortes en las partidas previstas, que en el caso concreto de la A-8 superan los 54 millones de euros, según el cuadro de reprogramación de inversiones al que ha tenido acceso La Voz de Galicia.

Ante esta situación, algunas empresas adjudicatarias han comenzado a paralizar las obras y a prescindir de las subcontratas. En el tramo Lourenzá-Mondoñedo, que ejecuta Acciona y en el que el recorte de Fomento asciende a 2,7 millones de euros, ayer se desmontó el andamiaje que había instalado entre dos pilares de un puente. A media tarde, con el desánimo y la decepción claramente reflejados en el rostro, varios obreros de una empresa subcontratada reconocían que les habían pagado el finiquito y que era su último día de trabajo.

Ajuste significativo

Otro tramo donde también se están deteniendo las máquinas es el Mondoñedo-Lindín, donde Fomento ha hecho un ajuste significativo, reduciendo en 28 millones de euros la cantidad presupuesta y dejado una partida de 1,1 millones. Lo ejecutan Ferrovial, Agromán y Conducciones Taboada y Ramos.

Como consecuencia de esta situación, ayer circulaban sospechas de que en los próximos días se podrían sumar otras empresas a la paralización de obras. Otra hipótesis que se barajaba es que fuese una estrategia de las constructoras para negociar los pagos con Fomento.

Los alcaldes de los municipios gallegos por donde se ejecuta la autovía del Cantábrico apenas lograron obtener ayer información, limitándose a las conversaciones que pudieron mantener con los encargados de obra a la espera de que la próxima semana se clarifique qué es lo que ocurre. Otros reconocían no tener ninguna noticia.

Conclusión de tramos

El regidor de Barreiros, Alfonso Fuente (PP), se mostraba convencido de que los dos tramos pendientes en su municipio se concluirán antes de que acabe el año, tal y como aseguró José Blanco. Son el Barreiros-Vilamar, de 4,6 kilómetros que ejecuta Comsa, y el Vilamar-Lourenzá, también de 4,6 kilómetros y que fue adjudicado a Puentes y Calzadas. Al primero en la reprogramación de inversiones de Fomento se le asigna un recorte de 2,27 millones. En el segundo caso, el recorte será solo de 70.000 euros.

Los otros dos tramos que José Blanco aseguró que entrarán en servicio antes de que finalice el año serían Abadín-Castromayor y Castromayor-Touzas, que suman nueve kilómetros. Ninguno de los dos tendrá recortes, pero sí los habrá para otros tres: en la costa de Lugo, el Lindín-Carreira, que ejecuta la empresa OHL, con 7,3 millones de euros menos respecto a lo presupuestado; el Abadín-Carreira (8,9 millones) y el Vilalba-Touzas (5,4 millones).

El alcalde de Lourenzá, Vidal Martínez-Sierra (PP), incidía en el impacto negativo en el empleo que tendrá la paralización de obras, además de en todo el tejido económico de la comarca. «Solo en nuestro municipio hablamos de centenares de puestos de trabajo, de gente que consume y gasta aquí. Pero además está el problema de cómo quedan las obras y la incertidumbre de cuándo se acabarán», declaró el regidor.