Las perlas de la selectividad

S. Basterrechea

GALICIA

En los exámenes de acceso a la universidad suele colarse algún que otro disparate, como que Carrillo era falangista y lo mató ETA, o que en una ciudad dormitorio no hay ruido

07 jul 2009 . Actualizado a las 02:40 h.

Entre los cerca de 58.000 exámenes que los estudiantes gallegos hicieron en la selectividad de junio los hay de diez, los hay de cero y los hay también con patinazo incluido. Los nervios juegan malas pasadas, más aún cuando lo que está en juego es el acceso a la universidad. Los correctores de las pruebas -decenas de profesores universitarios y de institutos públicos- aseguran que las anécdotas son el pan nuestro de cada día de la selectividad. «Disparates los encuentras todos los años, y a veces se repiten los mismos», explica Xesús Balboa, profesor de Historia en la Universidade de Santiago.

Este año, tras 18 como director del grupo de trabajo del examen de Composición dun texto histórico, Balboa no ha podido corregir ningún ejercicio. Cuestión de incompatibilidad. «Se examinaba mi hija», cuenta. «Aprobó, y la nota le da para elegir carrera», añade orgulloso. Pero, pese al paréntesis, Balboa recuerda mil y una perlas como corrector. «Hay chavales muy capaces de inventarse que Santiago Carrillo era falangista y que acabó asesinado por ETA. O confundir a Carrero Blanco con Adolfo Suárez, eso ocurrió más de una vez», apunta Balboa.

Es que la Historia «é moi dada a erros importantes», afirma Antonio Díaz, profesor de esa asignatura en el IES Eusebio da Guarda de A Coruña y corrector desde hace más de diez años. «Eu atopei cantidade deles. Desde quen mete a Lenin na Guerra da Independencia ata quen chama Felipe VII ao rei Fernando VII», señala. Un pequeño lapsus que implicaría que el actual príncipe Felipe ya hubiese reinado (cuando llegue su turno lo hará como Felipe VI) y que también lo hubiese hecho uno de sus descendientes.

En geografía, algunos de los que se examinaron en junio no van mucho mejor encaminados. «Colocar provincias y accidentes geográficos lo hacen bastante bien, pero este año hemos encontrado auténticas burradas en las definiciones», asegura Alberto Pazo, de Ciencias de la Educación de Pontevedra y coordinador del examen de Xeografía. «Algunos correctores las están recopilando, dan para una antología», comenta.

Una de las mejores, recuerda, es la de un alumno que, en una pregunta sobre inmigración, contestó: «Las zonas del mar Cantábrico tienen una de las medias más bajas de inmigración por culpa de que son zonas cercanas al mar Atlántico, que es muy difícil por ser un océano muy grande». Otra perla fue la de otro estudiante para definir ciudad dormitorio: «Una ciudad pequeña, escasa de ruido y en la que apenas se produce contaminación».

Para Xesús Balboa, sin embargo, la mejor anécdota no estaba sobre el papel. «Un año se presentó un chaval con el brazo en cabestrillo, me dijo que se había lesionado el día anterior y me pidió más tiempo para escribir con la izquierda. Incluso le puse una nota para que quien corrigiese supiese el motivo de su mala letra. Al curso siguiente me lo encontré como alumno mío en Ciencias Políticas y descubrí que era zurdo».

Suspenso en ortografía

La selectividad también destapa otras carencias. Los correctores aseguran que las faltas de ortografía y de sintaxis «están a la orden del día». «Se notan deficiencias bastante generalizadas. Llegas a encontrar 40 o 50 faltas en una redacción de tres páginas. Y es gente que va a acceder a la universidad», comenta Xesús Balboa. «Escriben tubo como pasado de tener, vamos haber en vez de vamos a ver o haver en lugar de haber», añade Alberto Pazo. También se ven abreviaturas usadas en los SMS y el chat (la campeona es xq, usada en lugar de la conjunción porque), «pero no abusan demasiado», asegura Balboa.

A Antonio Díaz, sin embargo, le preocupa más la desaparición de las mayúsculas («non as usan, poñen España, América ou Alemaña con minúsculas») y la puntuación: «Parece opcional, non a respectan, polo que atopas parágrafos de trinta liñas sen un punto ou unha coma», comenta.

Como dice Pazo, «hay alumnos buenos y malos, y así va a seguir siendo», lo que implica, a su juicio, algo políticamente incorrecto: «No todo el mundo debe hacer la selectividad e ir a la universidad».