A Limia sigue sin olvidar su gran atropello medioambiental

Jesús Manuel García

GALICIA

Este mes se cumplen cincuenta años del grave daño ecológico que sufrió la comarca de A Limia. Su «mar», la mítica laguna de Antela, desaparecía en los trabajos de desecación iniciados el lunes 8 de septiembre de 1958.

12 sep 2008 . Actualizado a las 22:30 h.

La laguna de Antela, también conocida como lago Bión, ocupaba parte de los municipios de Xinzo de Limia, Sarreaus, Vilar de Barrio, Xunqueira de Ambía, Sandiás, extendiéndose su cola por Vilar de Santos, Rairiz de Veiga y Porqueira. Este humedal tenía una extensión y una profundidad variables. Ocupaba en invierno 8.000 hectáreas, y tenía 7 kilómetros de largo por 6 de anchura. Su profundidad oscilaba desde la más baja, es decir, 0,60 metros, hasta los 3 metros en los pozos.

Era el centro de un ecosistema rico en fauna, flora, historia, antropología, toponimia, paisaje y tradiciones. El antropólogo Manuel Mandianes, natural de A Limia, recuerda que en la vega antelana, «a pesar da cristianización da mitoloxía da auga, a memoria colectiva estaba en pé. Sen embargo, foi ameazada de morte por aquelas institucións que secaron a lagoa e agoniza hoxe por causa destas que planifican e executan as concentracións parcelarias».

Los intentos para desecar la laguna de Antela se remontan a los tiempos romanos, quienes en el siglo II construyeron un canal de desagüe que iba desde Vilar de Barrio hasta Ponte Liñares. Aquel canal medía 17 metros de ancho y 1,50 metros de hondo. Tal y como se muestra en el Museo Etnográfico da Limia, en el siglo XVIII ilustrados como Cornide o Lucas Labrada se interesaron por la idea de controlar el régimen anual de las inundaciones para mejorar la agricultura en la zona. En 1827 Xiao Toubes, que era corregidor en Xinzo, inició la limpieza del viejo canal romano, tarea que dejó sin acabar.

Hubo otros proyectos que no salieron adelante hasta que el Instituto de Colonización del Gobierno franquista dio el paso definitivo un 8 de septiembre de 1958. La desecación se inició con la canalización del río Limia y con la construcción del canal principal o emisario. El Gobierno promotor justificaba que con tan magna obra se sanearía el terreno y se controlarían las inundaciones. Pero la desecación favoreció los efectos de las inundaciones porque la velocidad del agua crecía con los nuevos canales y la altura, con las crecidas.

Lo hecho originó la más importante transformación de la comarca. Cuando existía la laguna el suelo estaba muy fragmentado con el característico minifundio gallego.

Pros y contras

Al desaparecer el humedal, crecieron la superficie de cultivo y la deforestación y varios ecosistemas desaparecieron. En la planicie que ocupaba la laguna se desarrolla hoy la agricultura. Es una superficie en la que se hizo la concentración parcelaria, favorecida por la Xunta entre los años 1989 y 1993, que afectó a unas 30.000 hectáreas. «A desecación da lagoa foi unha decisión non sei se acertada ou non. Desde a biodiversidade é unha medida que hoxe se ve mal, pero desde a agricultura recoñecemos que grazas á desecación 303 familias poden dedicarse á produción agrícola», dice José Manuel Blanco, presidente de la comunidad de regantes Lagoa de Antela.

El arquitecto Manuel Seoane recuerda el final de las obras. «Da lagoa teño referencias indirectas. É unha mágoa o patrimonio destruído e a paisaxe tan singular que aquí houbo. De neno traguíanme a Xinzo a pasear polas pistas da chaira onde estaban rematando aquelas obras de desecación que eran impresionantes».

Xosé Fernández Olmos al año recolecta un millón de kilos de patata. «Eu non acordo a lagoa e agora unha das miñas fincas está alí. Para a agricultura a desecación foi boa porque quedou máis superficie para cultivar, pero foi un revés para o medio ambiente», señala.

Para recordar a todos lo que hace 50 años pasó en A Limia, en el año 2000 Xosé Luis Carneiro sorprendía con un completo estudio de esa desecación. Antela, a memoria asolagada fue una concienciación.

La Unesco en el 2001 preparaba un plan para recuperar un 20% de la laguna. El 6 de octubre del 2002 el Museo de Vilar de Santos inauguraba una sala dedicada a la laguna y ahora Sandiás estrena la Casa da Lagoa, interesante centro interpretativo. Colectivos como el Centro Social Aguilhoar acaban de publicar un libro sobre «este desastre», dicen Rubén Domínguez y Verónica Losada.