Viajar en Semana Santa

GALICIA

06 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

UN AÑO tras otro, en las vísperas de las vacaciones de Semana Santa, se nos advierte con reiteración del acrecentamiento de los riesgos del tráfico por causa de los millones de desplazamientos que se concitarán en días y fechas ya predeterminados, hasta saturar los itinerarios básicos de nuestra estructura de caminos. Los avisos institucionales y los medios de comunicación han de insistir en la conveniencia de atender a unas cuantas recomendaciones que tienen como fin no añadir más riesgos a los que ya son propios del desarrollo ordinario del tráfico. Esta previsión de un régimen de circulación masivo, en coincidencia con fechas vacacionales, trae consigo una acción de gobierno que se conoce como operación especial en cuanto que articula planes singulares de vigilancia, especialmente intensos y con uso de medios técnicos ?cinemómetros fijos y móviles, etilómetros, observación de la circulación desde el aire y desde los centros de gestión del tráfico?, a través de los que se tratará de evitar que al término de ese arco de fechas vacacionales el número de personas muertas o heridas en las carreteras tenga la menor entidad posible, de manera que el número de víctimas disminuya en relación a iguales ciclos temporales de años anteriores. Al final, a costa de tanta y tanta previsión no deja de resultar paradójico que unas cuantas decenas de personas decidan cambiar sus pretensiones de tranquilidad por un encuentro con la tragedia del accidente, en esta siniestra lotería que se juega en las carreteras con el tráfico diario. Parece como si no pudieran evitarse los largos y dificultosos desplazamientos ni las lejanías en los planes vacacionales. ¿No valdría la pena otra opción de descanso, elegir un viaje corto y sin complicaciones a un lugar no muy lejano, donde todo transcurriese con mayor placidez, sin demasiado ruido y sin contaminaciones ambientales?