ENCONTRAMOS caras en las nubes porque somos mamíferos. Las primeras imágenes que un recién nacido o un cachorro de leona necesitan reconocer son las caras de quienes los protegen. Los rasgos de los de su grupo. Es una expresión instintiva de supervivencia que resultó fundamental para el éxito en la historia evolutiva. Por esa intuición que aún persiste en el fondo del código genético encontramos de adultos en las volutas de las nubes caras y figuras. Lo primero que aprendieron los ojos a mirar. Todos los mamíferos que han muerto a decenas de miles en el maremoto eran exclusivamente seres humanos. Las demás especies, vacas o tigres, aún mantienen intacto el instinto para detectar lo que no ven. Cuando el tsunami comenzó a crecer a cientos de kilómetros de donde estaban, un acto reflejo tiró de sus patas tierra adentro. El mar se comió las vidas de miles de personas de todas las razas, pero no alcanzó a las otras especies. Nuestro código genético ha ido dejando sitio, deshaciéndose de instintos, para albergar otras capacidades. A cambio de ya no detectar en los pies la ligera onda expansiva del terremoto que luego levantó la ola, se ha podido localizar en el Índico a miles de supervivientes con la tecnología de los teléfonos móviles y de los helicópteros. Aunque miles de familiares todavía anhelan una respuesta a los mensajes a los celulares que enviaron a sus desaparecidos, hablar con cualquiera, esté en la parte del mundo o del barrio en la que esté, ya se percibe como el mayor cambio sociológico en tiempos. Como lo fue volar. En el inicio de año, en España se cruzaron decenas de millones de SMS. Inundan incluso la parte baja de la pantalla en los programas de televisión que se emiten en directo. Si bien aquí se detecta una diferencia. En el concurso más antiguo de la televisión española, O Supermartes, los SMS reúnen una característica común. A pesar de la brevedad inherente a todo mensaje por móvil, los gallegos que ven el concurso de la TVG apuran las palabras para incluir de donde son, a donde pertenecen. En las cadenas estatales se dan casos esporádicos de mensajes que aportan el lugar de pertenencia del que escribe, pero en el concurso de O Supermartes son esporádicos los que no. Ese instinto de identidad tan agudo que inconscientemente se cuela en los SMS revela que los gallegos integran un pueblo mucho más orgulloso de como lo pintan. Buena noticia, porque todo instinto de identidad lo es también de supervivencia. Buena noticia, a pesar de que siempre aparecerá alguien, se apellide Ibarretxe o no, dispuesto a utilizar los instintos colectivos en su provecho.