Una veintena de personas comparecieron ayer en un juzgado de Vigo acusados de saquear la loza y la maquinaria de la fábrica de cerámica del Grupo Álvarez
01 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.Un triste final para el imperio vigués de la cerámica. A finales de la década de los 80, el Grupo Álvarez entró en crisis y fue privatizado. El cambio de dueños y gerentes generó numerosos conflictos judiciales mientras la empresa, con un millar de empleados, iba a la deriva. La intervención estatal prestó ayudas a los nuevos empresarios, pero no logró la reflotación ni salvar los puestos de trabajo. Los planes de comercialización fracasaron, y el juzgado ordenó el cierre y la subasta de terrenos de la firma para saldar las deudas con el fisco. El 15 diciembre del 2003 se produjo el primer saqueo e incendio de las naves abandonadas del Grupo Álvarez, en el barrio de Cabral. Decenas de particulares se colaron en los almacenes a través de una lona y extrajeron cajas de loza y vajillas. El boquete creció en los siguientes días pese a que los ex empleados lo tapiaban. Los asaltantes se llevaban hasta las tuberías, los cables y los marcos de las ventanas. El Grupo de Opinión GEA -una asociación que crearon ex empleados para defender sus derechos- denunció ante el juez la impunidad con que se perpetraba el pillaje y asegura que también participaron empresas de Portugal que desplazaron en furgonetas a sus operarios con herramientas para cortar la maquinaria de fabricación de moldes. Al poco, empezaron a venderse en el país vecino copias de la vajilla de Santa Clara. El pasado 6 de enero, dos antiguas trabajadoras de GEA, indignadas por los asaltos, anotaron las matrículas de 23 vehículos que estacionaron ese día en el recinto. Entre ellos, figura una furgoneta que es propiedad del Ayuntamiento de Fornelos de Montes conducida por un extraño y un vehículo camuflado de la policía. «¿Por qué aquellos agentes no hicieron nada para detenerlos?», preguntaba ayer una denunciante en los pasillos del Juzgado de Instrucción número 5 de Vigo. Las matrículas permitieron a la policía localizar a los supuestos autores del pillaje. Ayer comenzó en Vigo el primero de una larga serie de juicios que se celebrarán por esta causa. Una veintena de acusados por una falta de hurto comparecieron ayer ante la titular del mencionado juzgado vigués. Entre los denunciados, figuran ciudadanos portugueses, miembros de etnia gitana y vecinos de las comarcas cercanas. En los pasillos, una estudiante admitía la participación de un amigo suyo. «Sí, él estaba allí con su coche», dice. La jueza suspendió la sesión hasta el 18 de octubre porque tres denunciados estaban ilocalizables o no llegó el acuse de recibo de la citación. Muy pronto habrá otro juicio por el robo de maquinaria.