Disney se vende cara

Barbara Celis D'Amico

GALICIA

MARY ALTAFFER

La empresa norteamericana rechazó la oferta de compra del poderoso proveedor de televisión por cable Comcast, al entender que no está a la altura del valor de sus acciones

17 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

La semana pasada los mercados financieros vibraban ante la posibilidad de que el proveedor de televisión por cable más poderoso de Estados Unidos se hiciera con la empresa madre del ratón Mickey, Walt Disney. Comcast Corp había lanzado una oferta de compra pública por valor de 54.000 millones de dólares que el consejo de administración de la histórica compañía que hoy dirige el polémico Michael Eisner prometió estudiar. Pues bien, el lunes dicho consejo dio alto y claro su respuesta: no. Según afirmó en un comunicado, la oferta hecha por Comcast es demasiado baja, ya que el precio está 6.000 millones por debajo del valor de sus acciones. Walt Disney dejaba la puerta abierta a un incremento de la oferta pero Comcast, a través de su portavoz D'arcy Rudnay, se negó ayer a poner más dinero sobre la mesa. «Nuestra oferta representa un 10% más del valor que han tenido esas acciones durante los últimos tres años y refleja una valoración completa y generosa», aseguró. Conglomerado mediático De este modo se cerraba la puerta al nacimiento del mayor conglomerado mediático del siglo XXI, título que hoy ostenta Time Warner, con ganancias de 39.000 millones de dólares. De producirse la fusión entre Walt Disney y Comcast, los ingresos conjuntos de ambas empresas habrían arrojado el pasado año la cifra de 45.000 millones de dólares. Pero no todo está dicho, según los analistas, que ayer vaticinaban que Comcast esperaría a que bajaran nuevamente las acciones de Disney, que dispararon su valoración tras su oferta de la pasada semana, para volver a proponer la adquisición de una empresa que está inmersa en una crisis económica que viaja en paralelo a otra de poder interno. Michael Eisner es el nombre en el epicentro de la polémica. El presidente de la compañía lleva varios años sufriendo el intento de acoso y derribo de Rob Disney, sobrino del fundador de la empresa, con el que la tirantez de las relaciones llegó a tal punto el pasado noviembre que Rob, junto a otro consejero histórico, Stanley Gold, decidió dimitir del Consejo de Administración. Pero su salida no fue silenciosa. En una polémica carta enviada a los accionistas, el último miembro de la familia Disney que participaba en la toma de decisiones de una compañía fundada por el padre de Bambi y Blancanieves, se acusaba a Eisner del declive económico vivido por una empresa que fue clave en la evolución del cine de animación y que el pasado otoño se vio obligada a cerrar sus estudios de Florida, París y Tokio por lo mal que le iban las cosas. Durante los últimos tres años los parques temáticos creados por Disney también eran un agujero de pérdidas sin fondo y su televisión, ABC, tampoco tenía suficiente audiencia. Las películas de animación clásica no habían conseguido ningún éxito sustancial en taquilla y sólo las películas de animación digital como Toy Story o Buscando a Nemo, producidas en asociación con los estudios Pixar, habían sido motivo de alegría. Para sorpresa de muchos, Eisner anunciaba el final de la relación con Pixar hace apenas un mes, a pesar de que en los últimos cinco años hubiera sido la fuente del 50% de sus ingresos, un motivo más para que Rob Disney insistiera en acusar al actual presidente del grupo de menospreciar el talento de sus trabajadores y de estar arruinando a la empresa. Ayer el sobrino de Disney volvía a publicar una carta invitando a los accionistas a eliminar a Eisner de la presidencia del grupo durante la próxima reunión de accionistas que se celebrará el 3 de marzo y en la que él también participará al ser accionista mayoritario. El Consejo de Administración, sin embargo, publicó otra carta la semana pasada dándole su apoyo a Eisner y alabando su gestión.