«Acá predomina la derecha, algún defecto tenían que tener»

GALICIA

VITOR MEJUTO

¿Cuál es su herencia gallega?: «Yo creo que todo», responde Alfonsín, que cuenta que, cuando se enoja, los periodistas argentinos dicen: «Le salió el gallego»?

30 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Hacedor de la democracia argentina, no siempre reconocido y brillante orador, Raúl Alfonsín acaba de recibir honores en Ribadumia, donde nació su abuelo. -No, soy hijo predilecto de Lalín porque en Buenos Aires nos reuníamos clandestinamente en ese centro. Fueron muy valientes. -Si los gallegos construyeron la Argentina, ¿sus nietos la destruyeron? -Ja, ja, no me diga eso a mí, que he sido presidente y no quiero pasar por haberla destruido. La Argentina comenzó a errar el rumbo con el golpe cívico-militar de 1930. No fue un episodio de dos años, el rumbo continuó y, al final, con el neoliberalismo y la globalización insolidaria, nos llevó a esta crisis profunda. -Preséntenos a los políticos argentinos -Durante muchos años se pensó que le tenía que ir mal al Gobierno para que la oposición pudiera llegar al poder. Pero eso es una barbaridad, porque si le va mal al Gobierno le va mal al pueblo. Hoy todos queremos que el presidente triunfe ¡y a ver si acierta! Ha actuado con dignidad frente al FMI, pero es un poco impulsivo. -Kirchner hizo con los militares lo que usted no pudo hacer, ¿siente envidia? -Al contrario, envié una carta a los diputados para que no se opusieran. -¿Cómo lo acogió el país? -Mal, algunos ya habían sido juzgados, y también está el principio de territorialidad, creemos difícil que una decisión así llegue a los estados poderosos, a Kissinger, por ejemplo, o a un importante funcionario de los Estados Unidos, que es el país más terrorista del mundo. -Un senador argentino dijo que «políticos como Alfonsín no nacen de un repollo, sino de la adversidad», pero las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, la hiperinflación y el Pacto de... -Si yo no sacaba la Ley de Obediencia Debida, cuando en ese tiempo los tribunales ya habían comenzado a citar a los militares de baja graduación, a mí se me desgranaba el poder, perdía la democracia. Tuve cuatro levantamientos militares, me enfrenté al FMI, un 18% de déficit, la sociedad por modernizar, el divorcio. -Quiso hacerlo todo. -Justo lo que no debía. Juan Linz dice que el hombre encargado de la transición debe encargarse exclusivamente de eso, pero yo fui fiel a mis convicciones. Ese es mi mayor error y mi mejor virtud. -¿Cuál fue el momento más delicado? -Cuando entregué el gobierno cinco meses antes. Fue duro para mi orgullo, pero les decía a los jóvenes radicales: «Esto que a ustedes les duele tanto hoy (algunos hasta lloraban) mañana será un timbre de honor de la UCR, porque salvará la democracia». -¿Qué le parece Aznar? -No tengo derecho a opinar de política interna y menos encontrándome en Galicia, donde predomina el voto a la derecha... algún defecto tenían que tener, ja, ja. -Se cumplen 20 años de su toma de posesión, ¿cuál es su tango? -Los melódicos son lindos, El día que me quieras, ¡lindo! los de Fresedo... (empieza a cantar) Sé que el oro, no tendrá tus besos, y es por eso, que te quiero más. -Es usted un sentimental -¿Sabes cómo le llaman los brasileños a los tangos? O lamento do cornudo. -¿Cuál es su herencia gallega? -Yo creo que todo. Cuando me enojo allá los periodistas dicen: «Le salió el gallego».