El socialista gallego aboga en Cataluña por una España con capacidad para delegar
07 jun 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Coincidencia absoluta, «al cien por cien». Pasqual Maragall resumía así su entrevista con el candidato socialista a la Xunta de Galicia, Emilio Pérez Touriño, bajo los techos del Parlament de Cataluña. «Los dos hemos coincidido en todas las cuestiones», decía el ex-alcalde de Barcelona ante un Touriño especialmente sonriente al concluir con uno de los históricos del socialismo español su periplo por la Ciudad Condal. Allí había llegado para hablar de la Galicia rural y de emigración -en una tierra repleta de gallegos-, y acabó hablando de financiación autonómica y apoyando el modelo de Maragall. El encuentro tenía más trasfondo del que pudiera parecer a primera vista. La proximidad de las elecciones gallegas marcaba, sin lugar a dudas, la foto de la sonrisa, del encuentro de dos políticos que pretenden pilotar en sus comunidades grandes transformaciones. «Cataluña vive momentos de cambios esperanzadores. Confío en que Galicia también esté en una década decisiva a partir de octubre», exclamó un Touriño esperanzado en la derrota del PP de Fraga y abonado al nuevo sistema federal que propugna Pasqual Maragall. De la financiación autonómica, Maragall y Touriño, Touriño y Maragall, dejaron claro su deseo de futuro, que pasa por alcanzar una independencia financiera en sus autonomías, «en un terreno de igualdad». Un modelo que deberá estar muy lejos de «la visión negativa de los nacionalismos conservadores -había que salvar al BNG- tanto del Estado como los periféricos, que gobiernan en España y que están encantados enfréntandose entre sí». Pasqual y Emilio recordaron a su jefe de filas, José Luis Rodríguez Zapatero, quien cuestionó la operatividad de la actual colaboración de las autonomías. No podía ser menos, catalán y gallego mostraron su conformidad, no podía ser de otra forma, con su líder. En ese clima europeo, Maragall y Touriño destacaron el modelo alemán como un buen ejemplo para España. El socialista catalán habló de la necesidad de que haya una lealtad «interna y horizontal» entre las autonomías. Su colega galaico complementó la frase con su aspiración de llegar a una España autonómica con capacidad para delegar.