El Ramadán se termina en Navidad

JUAN OLIVER A CORUÑA

GALICIA

XOÁN A. SOLER

La luna nueva señala el final de los días de ayuno y oración para los cientos de musulmanes de Galicia No comen, ni beben, ni mantienen encuentros sexuales durante el día desde hace cuatro semanas. Cientos de musulmanes en toda Galicia han pasado 28 jornadas de ayuno, oración y culto que se terminan mañana, día de Navidad, con la entrada de la luna nueva. En silencio, levantando apenas la voz para entonar rezos en alguna de las cinco mezquitas de la comunidad, los creyentes conmemoran el final de su mes sagrado justo cuando empiezan las fiestas cristianas por excelencia. Arteixo (A Coruña), Santiago, Ourense, Pontevedra y Vigo agrupan a la mayoría de quienes oran estos días a Alá postrándose en dirección a La Meca.

23 dic 2000 . Actualizado a las 06:00 h.

Sobre el suelo enmoquetado de un piso de la avenida de Lugo, en Santiago, se amontonan los zapatos. Por las puertas entreabiertas se atisba a una treintena de hombres postrados. Cantan y rezan, pero la sensación es de silencio. Jaled Abu Amira, un jordano afincado desde hace años en Compostela, saluda a sus compañeros al terminar: «Salam alekhum». Mira al periodista, advierte sus intenciones y se disculpa: «No queremos contar nada, muchas gracias. Es nuestro mes sagrado». Los treinta días más importantes para un musulman son los del noveno mes de su calendario, cuando se conmemoran las fechas en las que Alá entregó a los profetas el Corán. El creyente debe concentrarse en su fe, y tiene prohibido cubrir sus necesidades físicas durante el día. Sólo están exentos los niños, las embarazadas, los viajeros y los enfermos. Desde el alba al ocaso La de Santiago es una de las mezquitas más concurridas de Galicia. En ella se reúnen todos los viernes por la tarde los musulmanes de Compostela. Son las cinco y nadie, excepto el periodista, ha comido ni bebido nada desde el alba, y no lo hará hasta que el sol se ponga. El Ramadán empezó este año el 21 de noviembre, y terminará mañana con la entrada de la luna nueva, justo el mismo día en que los cristianos celebran el nacimiento de su Mesías. Es una casualidad -el calendario islámico es distinto al occidental- que no volverá a producirse en mucho tiempo, pero que permite observar el contraste entre culturas: frente a las luces y adornos de las celebraciones cristianas, los musulmanes siguen sus ritos a base de austeridad y oraciones. Cada vez son más los creyentes que siguen el Ramadán en Galicia. Jaled reza de día con sus compañeros y comparte con ellos un desayuno al anochecer, sin más boato que unas cuantas palabras de agradecimiento a su Dios. Algo muy distinto a las opíparas celebraciones cristianas. Para los musulmanes como Jaled, no hablar es la mejor manera de escuchar a Alá.