«He venido a romperle la cara»

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

FUTBOL GALLEGO

Veinte años de la agresión de Jesús Gil al gerente del Compos, José González Fidalgo

08 mar 2016 . Actualizado a las 18:51 h.

Fue como un anticipo de los fenómenos virales. Aquellas imágenes recorrieron España en cuestión de horas. La gente entonces vivía pegada a un televisor. Y todo el mundo ya sabía que Gil había arreado un soberano guantazo. Un sopapo que tenía mucho de David contra Goliat. Lo protagonizaba un presidente y empresario que amenazaba la alta política frente al gerente de un equipo humilde, el Compos. Hace veinte años el populismo estaba de moda. Gil había arrasado en su asalto a la alcaldía de Marbella y el Atlético caminaba hacia un doblete histórico. Pero entre las notas de aquella temporada quedó grabado un desliz tan imprevisible como sustancialmente honesto. Un 8 de marzo de 1996, a las puertas de la sede de la Liga de Fútbol Profesional, Gil no consiguió frenar a Gil.

Había convocada una junta de Primera División, donde se iba a batir lo que se debate casi siempre en la Liga: el reparto de derechos de televisión. Pero Gil ya venía malhumorado. Había escuchado unas declaraciones de Caneda, el presidente del Compos, en la que decía que los votantes de Marbella debían de ser tontos si habían elegido a Gil como alcalde. Gil tropezó con Fidalgo y Caneda justo después de atravesar el portal y unos metros antes de acceder al edificio. Allí empezó un cruce de reproches. Y, poco a poco, el intercambio fue subiendo de tono. «Había más de veinte cámaras siguiendo la discusión. Yo ya estaba arriba, en la primera planta, donde iba a tener lugar la reunión, pero de repente empezamos a escuchar gritos y bajamos», recuerda Toni Fidalgo, que era el portavoz de la LFP. «El puñetazo de Gil -reconoce- me lo perdí, pero después, repasando lo que sucedió, creo que Gil venía dispuesto a montar el show y quizás el tono de José Fidalgo no sirvió para apaciguar los ánimos. No estoy diciendo con esto que hubiese sido culpa suya, ni mucho menos. Pero no ayudó a que la cosa se calmase».

[Gil, hacia Caneda] -Eres un hijo de puta

[Caneda] -Igualmente. Digo lo mismo.

[Gil] -¡Cómo vuelvas a mencionar el nombre de Marbella te arranco la cabeza!

[Caneda] -Digo exactamente lo mismo

[Gil] -¿Quieres que empecemos ya mismo?

[Caneda] -Cuando quieras

[Gil] -Eres un chorizo

[José Fidalgo] -Y tú un hijo de puta

Después de aquellas palabras, el presidente del Atlético de Madrid sacó su brazo a pasear. Todo se apretó. Las cámaras empujaban. Los guardaespaldas de Gil también. Caneda hacía el amago de irse a por el voluminoso cuerpo de su contrincante. Pero entonces sí que medió su gerente, José Fidalgo. «¡Presi! ¡Presi!...», decía, mientras lo sujetaba por el traje. Y, de repente, José Fidalgo y Caneda accedieron al edificio de la Liga y los matones de Gil cerraron la puerta a su paso. Pero a su jefe no le gustó quedarse en la calle. «¡Abre ahí! ¡Abre ahí! Que he venido a romperle la cara a este hijo de puta».

«Recuerdo que cuando llegamos hasta donde estaban Fidalgo y Caneda, el presidente del Compos, le decía a Gil que si querían arreglar aquello que se acercase solo, sin los guardaespaldas», dice Toni Fidalgo. La escena se prolongó durante más de cinco minutos y tuvo su primer epílogo con un boicot al comienzo de la junta de división. Gil entró a la sala con los guardaespaldas, que no se habían despegado de él desde el inicio del incidente. El presidente del Tenerife, Javier Pérez, dijo que o se iban los guardaespaldas o se marchaba él. Y se levantó y lo secundaron varios de sus colegas.

Pero el verdadero desenlace de la historia ocurrió meses más tarde. Cuando el presidente de la Liga, Antonio Baró; el portavoz de la patronal, Toni Fidalgo; Jesús Gil y Caneda se citaron para cenar en Madrid. «Creo que fue en el Club 31 [un famoso restaurante junto a la puerta de Alcalá] y la velada fue distendida. Y pienso que después las relaciones entre ambos quedaron arregladas. Entonces eran normales aquellos calentones. Viví muchos de puertas para adentro, pero ese salió por televisión».

La secuencia

El entonces presidente del Atlético de Madrid se encuentra con Caneda al que recrimina sus palabras sobre los votantes de Marbella. El gerente del Compostela, José González Fidalgo, entra en la discusión y después de insultar a Gil acaba recibiendo un puñetazo ante las cámaras de televisión que en horas se ve en toda España.