La amiga que me dejó

Mercedes Corbillón

FUGAS

Nuria Labari, autora de «La amiga que me dejó».
Nuria Labari, autora de «La amiga que me dejó».

24 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace dos años, coincidiendo con la publicación de mi novela, una amiga me dejó. Puedo decirlo así, con la misma expresión de abandono que usamos cuando las parejas se van, la misma que emplea Nuria Labari en el libro que estoy leyendo, un ensayo corto y eléctrico que se lee con la mente conectada con la emoción, incluso con el cuerpo, todo funcionando a mil revoluciones segundo. Mi amiga, antes de irse, me humilló, quizás para estar segura de que yo no volvería a llamarla. Durante un tiempo, esperé que fuera ella la que lo hiciera, anhelando haberme equivocado, haber sido demasiado susceptible, haber tomado como ofensa un comportamiento desagradable quizás propiciado por un mal día. Nunca tuvo buen carácter, mi amiga, y, aun así, yo la quería. No sucedió, después del agravio vino el silencio, una ruptura abrupta que me dejó una herida en forma de pregunta o una pregunta en forma de herida y esa sensación de fracaso que explica muy bien Labari. ¿A qué clase de amiga abandonan sus amigas? Como sucede con el amor, creo que no me importó tanto perderla como perder la idea de amistad, que se desvanece con la partida de la amiga que ya no quiere serlo.

Labari, que ha leído a los clásicos, busca en ellos lo que pensaron antes que nosotras dejándonos lo mejor de sus conclusiones. En el Lisis de Platón encuentra la conversación que intenta resolver la cuestión, pero, en el diálogo, Sócrates concluye que no han podido descifrar qué es la amiga. Bueno, el femenino lo usa Labari entendiendo que las reflexiones son aplicables a la amistad femenina, aunque también dedica tiempo a analizar las diferencias entre ambas. No es lo mismo lo épico que lo sáfico.

Resulta difícil saber qué nos hace amigas en un sentido platónico, se pregunta Labari y se contesta que «en una sociedad poscapitalista, el interés es el hilo dorado con el que se tejen las relaciones, desde Instagram hasta las oportunidades profesionales o a las invitaciones a la última fiesta», así que es difícil discernir.

Puede que a mi amiga yo dejase de gustarle, o puede que nunca le hubiese gustado mucho, simplemente teníamos intereses o proyectos comunes. Lo único malo es que no supe verlo. Pienso, como NL, que «la amistad no es un combate por la razón, sino por el amor».