
La autora argentina plantea en esta novela un juego con las diferentes versiones sobre la caída al vacío de una «scort» de lujo
23 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Una scort de lujo cae por la ventana de un edificio del centro de Buenos Aires. Su media hermana, Verónica Balda, una periodista de prestigio, conmocionada por lo ocurrido, tratará de averiguar qué cadena de acontecimientos ha llevado a que la joven Juliana acabase estrellada contra el asfalto. Prostitución, corrupción, sexo y política forman la trama de medias verdades con la que la magistral Piñeiro va construyendo una historia en la que debemos bucear en busca de la verdad. Pero... ¿qué es la verdad?
Claudia Piñeiro nos reta en esta novela desafiante a averiguar cuánto de verdad nos ofrecen los distintos personajes de la novela. Las versiones sobre lo ocurrido a esa joven que se cae al vacío se encadenan veloces página tras página dejándonos perplejos, inquietos. No solo es que cada uno ofrezca su versión de los hechos, sino que la propia realidad cambia ante nuestros ojos con cada punto de vista. Todo un impacto.
La autora lo advirtió: no hay que fiarse de nadie. Ningún narrador nos cuenta la verdad: es el lector el que debe construir la historia contrastando las diferentes versiones sobre los hechos. Y lo logrará, pero con esfuerzo. Y con nuestra ayuda, claro.
Primera versión: no te fíes
La primera versión es una narración omnisciente, ya sabes, un relato en tercera persona en la que un narrador que lo sabe todo, incluso los pensamientos y sentimientos íntimos de los personajes, nos cuenta la doble vida de Juliana en el entorno de prostitución de lujo y también recoge los primeros pasos de la investigación que emprende su media hermana Verónica al conocer su caída al vacío. Lee y disfruta, pero no te relajes. La segunda aproximación a los hechos nos llega bajo la forma de unas notas para hacer un documental en el que saldrán a relucir las supuestas versiones ofrecidas por la pareja de la periodista Verónica, Pablo Ferrer, y la que este atribuye (ojo con esto) a la compañera y mentora de su mujer en el periódico, Leticia Zambrano. Que, hay que decirlo, no le cae muy bien. Entre estas dos voces se alternan relatos periodísticos, retazos de estudios universitarios sobre la prostitución y también algunos capítulos de la espantosa novela Varón y qué, que Ferrer escribe sobre lo acontecido. No te dejes despistar: lo más interesante para nuestra investigación lectora serán las grabaciones de las confesiones que Juliana le habría hecho a Zambrano para que se las hiciera llegar a su hermana. Ahí hay oro puro. No te aceleres, lee con calma.
Tras el magnífico mosaico de informaciones que tejen y destejen la realidad mostrando a cada vuelta de página caras contradictorias e incluso enfrentadas, llega la tercera y última parte. No te engañes, que no tiene por qué ser la más cierta.
Habla verónica
En estas páginas, Piñeiro da la oportunidad a Verónica de tomar la palabra. En un relato en primera persona la periodista nos habla de su vida, de su pasado, de su infancia en una familia desestructurada que pena a la sombra de esa segunda familia que formó su padre cuando las abandonó. También nos cuenta detalles de su relación con su pareja Ferrer, bastante diferente de lo que ya nos contó él (je, je), de su traición. Y de su hermana Juliana. Punto. Aquí me callo. No te cuento más que no quiero estropearte la novela, no me lo perdonarías. Demasiado buena para arruinarla con un espóiler.
Como siempre, Claudia Piñeiro no desaprovecha la ocasión para abordar algún tema de trascendencia social. Aquí se apoya en el relato para dar alas al peliagudo debate sobre si la prostitución debe ser abolida o regulada. «El debate es entre los grupos abolicionistas y los no abolicionistas —explicó recientemente en la prensa argentina—. Los abolicionistas piden que no haya más prostitución porque entienden que detrás de ella hay trata de mujeres. Y los no abolicionistas dicen que no, que no siempre hay trata de mujeres, porque la trabajadora sexual puede ser alguien que decide trabajar de eso, en vez de trabajar en otra cosa. En ese sentido, yo creo que es un debate abierto y es un debate incómodo también para el feminismo. La protagonista de la novela, que es una periodista, abre estas preguntas y no las cierra», puntualizó.
También intercala en la trama documentación sobre temas tan actuales como los incels (involuntary celibate), te sonará de la serie Adolescencia, o sobre el mundo de las influencers.
Espero no haberte asustado con todo este lío. Lo cierto, es que, pese al enredo de realidades y personajes, la novela se lee con mucha facilidad y con todavía mayor placer. La historia cabalga rápida y amena por las páginas haciéndonos disfrutar con cada sorpresa, con cada giro inesperado. Piñeiro se adueña de las técnicas del thriller, el drama y el true crime y las combina con destreza para atraparnos en su red. Su prosa depurada pone a prueba nuestra credulidad y logra que nos impliquemos hasta la médula. La muerte ajena ya no lo será para nosotros. La sentiremos muy nuestra.
«La muerte ajena», Claudia Piñeiro
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