—Hablas de esta película con mucha ilusión. ¿Cuánto de ti hay en esta historia?
—Mucho. Mi primer amor se llamaba Layla, como la protagonista, mi pandilla se llamaba igual, Los Pitus, y mi amigo Luis también tenía una pierna de hierro, llevaba una prótesis y su padre, que estaba enfermo, también falleció, en aquella época. Hay tanto de mí, que por eso decidí hacer un pequeño cameo, y en la película interpreto al padre del protagonista. Ha sido muy emocionante, la verdad.
—¿Cómo fue ese reencuentro con Layla, tu primer amor, en la vida real?
—Nos vimos 34 años después, porque ella se marchó a vivir a Valencia, y el reencuentro fue muy bonito, muy especial. El día que quedamos recordamos anécdotas y momentos compartidos juntos de aquella época en la que éramos unos chavales cargados de sueños e ilusiones.