José Luis Losa, director de Cineuropa: «Si hay un ejemplo de racanería, está en el nuevo James Bond»

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El crítico de cine José Luis Losa, director del festival Cineuropa.
El crítico de cine José Luis Losa, director del festival Cineuropa. Sandra Alonso

«Varias de las mejores películas del año pasado siguen inéditas», señala el crítico, al frente del Festival Internacional de Cinema de Galicia. El que él considera el mejor filme de este 2021 te hace viajar muy lejos, pero podrá verse muy cerca, en Santiago el día 20

12 nov 2021 . Actualizado a las 17:17 h.

El cine, como la vida, ha cambiado lo suyo en los 35 años de historia de Cineuropa, que se estrena como festival competitivo en un «salto cualitativo relevante, quizá el más importante de su historia», valora José Luis Losa (Santiago, 1965), director de la cita internacional que inunda este noviembre Santiago del mejor cine, en buena parte inédito. El crítico nos revela su favorita del año.

 —Cineuropa nos señala el cine que ocultan los taquillazos, lo «mainstream».

—Este es un festival poliédrico, un festival generalista en el que tratamos de llegar a todo tipo de públicos, pero a partir de cierto nivel de autoría. No tiene sentido que estrenemos una película de superhéroes, pero tampoco tiene por qué ser minoritario. Está el palmarés casi íntegro del Festival de Cannes, el León de Oro de Venecia o el Oso de Oro de Berlín. El problema es que hoy lo mainstream es el cine del que se habla en Telecinco y el de superhéroes. Se impone un poco un menú único.

­—¿No está todo en las plataformas?

—Eso no responde a la verdad. Este año en Cineuropa tenemos una sección de rescates, en la que incluimos una decena de películas entre lo mejor del año pasado que siguen inéditas.

­—¿Un festival arriesga más?

—El cine no deja de ser un negocio, pero un festival no tiene que rendir cuentas. Esa es la función de los festivales: descubrir ese cine más recóndito. En la sección competitiva de Cineuropa ponemos primeras o segundas películas de un director, un cine que lo tiene más difícil. Este año la mitad de los 12 largos están dirigidos por mujeres, lo que no respondió a ningún tipo de discriminación positiva. Algo se está moviendo, y no por cuotas. Este año la Palma de Oro, Titane, fue para una mujer, el León de Oro en Venecia, para una directora; la Concha de Oro en San Sebastián, también. Me niego a pensar que responde a algún tipo de supervaloración de género.

—¿Que grandes como Disney o la saga de James Bond no lleguen a la gran pantalla es algo que perjudica a los pequeños?

—Sí. Si hay un ejemplo de racanería, está en el último James Bond. ¡La película estuvo hibernada año y medio! Imagínate (y no quiero ponerme macabro) que hubiese fallecido Daniel Craig... Estas son películas que es fundamental que se estrenen, porque son una catapulta que nos ayuda a salir de este estado catatónico, con gente cautiva ya de las plataformas. Hay gente mayor a la que sus hijos y nietos dicen: «No, no hace falta que salgáis, está todo aquí». Esto es una falacia.

—¿En Galicia hay salas comprometidas con ese cine frágil?

—Sin duda. Numax, Dúplex en Ferrol... y en Coruña hay también programación alternativa. Cineuropa durante casi toda su trayectoria tenía las únicas pantallas que exhibían cine en versión original en Santiago. Y había cierto complejo de gafapasta. La vocación de Cineuropa es que un espectador de Galicia sepa que en noviembre va a estar informado de lo más selecto en cine de los festivales. Esos títulos de la estratosfera de la crítica internacional existen y se pueden ver ya.

—Dos de los premios grandes de esta edición son Nadav Lapid y Verónica Forqué.

—Él es dinamitero, contra los Gobiernos de la sociedad israelí y sus políticas. Sobre Verónica Forqué leía a alguien que decía: «¿Creen que Verónica Forqué es merecedora de un premio?». Y pensé: «Bueno... ¡tiene cuatro premios Goya!». Su trayectoria como actriz no necesita de avales. Verónica Forqué ya estuvo además en las dos primeras ediciones del festival, en el 87 con Madrid, de Basilio Martín Patino, y en el 88 con Caín, de Manuel Iborra.

—¿Ha cambiado mucho el cine en estos 35 años de recorrido de Cineuropa?

—Sí, se releen las películas. Autores imprescindibles hace 30 años hoy una relectura los deja demodé o al revés. Hace 30 años, rompían la pana Peter Greenaway o Kieslowski... Hoy son otros. Ley de vida.

—Pero ahí sigue Sam Peckinpah...

—Sí, aunque hayan pasado casi 40 años de su muerte, Peckinpah es sagrado. 

—¿El crítico más implacable es el tiempo?

-No. Al final no es el tiempo, sino la calidad de las películas lo las que la sitúa donde deben estar.

—Por qué la crítica no quiere a Santiago Segura?

—Puede estar bien el primer Torrente, pero es un cine destinado a la taquilla, que no suele dar la razón a la crítica. Ahí entramos en la inducción del público, en lo que se le dice constantemente que vea en la televisión... Ojalá la crítica tuviese una mayor capacidad de influencia que la mera propaganda, que el bombardeo de las televisiones.

—¿Sus grandes fobias en el cine español?

—Hay dos casos que me normalmente me provocan cabreo, que son Álex de la Iglesia e Isabel Coixet.

—¿Cuál es la película del año?

Drive my car, del japonés Ryûsuke Hamaguchi, que suena raro, pero será de sobra conocido dentro de dos o tres años. Está basada en un relato de Murakami y te transporta a otro lugar. Sales y notas que has viajado, que has viajado muy lejos.

(La película se proyecta el sábado 20 y el lunes 22 en el Teatro Principal)