El libro que solo tienen unos pocos afortunados

FUGAS

Una limitada tirada de 1.500 ejemplares y el boca a boca han convertido el cuaderno de apuntes sobre la elegancia involuntaria «Agua y jabón», de Marta D. Riezu, en objeto de culto, y también de lujo

22 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Más que el hecho de ser pocos, les hace especiales ser únicos. Solo 1.500 personas tienen en su haber un ejemplar de Agua y jabón, el cuidado cuaderno de apuntes sobre la elegancia que firma la periodista Marta D. Riezu (Terrasa, 1979) y al que el boca a boca y su limitada tirada, marca de la casa -una pequeña editorial llamada Terranova que se dedica a publicar artistas de «insobornable individualidad, alejados de modas transitorias y de corrientes contemporáneas»-, han convertido en objeto de culto, y también de lujo. No está entre los planes del sello reeditar este ejemplar, un toque de atención para atender a lo que tenemos frente a nuestras narices. Hace meses que está agotado en librerías. Tampoco resulta sencillo conseguirlo de segunda mano.

Se divide en tres partes (temperamentos, objetos y geografías) y se remata con un fértil glosario de «afinidades». Y todo en sus páginas es tan original -desde su planteamiento hasta su esquemática estructura- como de verdad: una sucesión de pinceladas sobre detalles cotidianos de los que merece la pena hacer acopio (por lo menos en la memoria) y que la mayoría de las veces dejamos pasar, una relación de notas -tan parecidas a la manera de pensar, a trompicones, a saltos, de una idea a otra- que funcionan de registro de todo lo que exuda gracia y chispa, encanto, carisma.

Tiene Riezu, que es modesta y genuina, buen ojo para lo sencillo con capacidad de calar, pero, lejos de ponerse a divagar sobre lo abstracto, se ensimisma en la mimada estética de lo muy concreto a base de reflexiones, ocurrencias y sugerencias. Qué atrevimiento el suyo para dictar sentencia sobre los estímulos sensoriales, sobre la conexión intelectual. Y qué lejos de lo vanidoso resulta. Qué franco se percibe.

Sus apartados sobre gestos minúsculos, instintivos, que tanto dicen de aquellos a los que les nacen -la reivindicación de detenerse para hacer un buen trabajo, aunque implique lentitud, de resistirse a la queja ruidosa y estéril, de la espontaneidad, de la curiosidad- recuerdan a los primeros influencers, cuando las marcas todavía no movían sus hilos. También, a la Cristina Ruiz Montesinos de las listas, a la Anabel Vázquez de los domingos y al Jesús Terrés al que nada le importa. A lo de verdad.