Rosamund arrasará esta primavera

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cedida

12 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

ARosamund Pike nos la presentó James Bond en la última película de Pierce Brosnan como 007. Con uniforme de esgrima, espada en mano, aquel fue su primer papel. Casi dos décadas después, la actriz británica se hacía con el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia por su papel en I care a lot imponiéndose a colegas como MiChelle Pfeiffer, Anya Taylor-Joy o Kate Hudson.

Con esa belleza clásica que lo mismo encaja en una película de acción que en una adaptación de Jane Austen, Pike ha sido la mayor de las hermanas Bennet en la versión de Joe Wright de Orgullo y prejuicio, una it girl de mirada perdida en el vibrante Londres de los años sesenta de An education (Lone Scherfig), y se deshizo de cualquier etiqueta de rubia dulce con su más que inquietante Amy en Perdida (David Fincher), por la que logró sus primeras nominaciones con mayúsculas.

Es quizás este papel el que ha permitido conocer mejor su capacidad de pasar del gesto vacío o ingenuo, como en las películas anteriores, a transmitir todo lo oscuro que puede ocultar esa supuesta inocencia. Y la clave, en este tipo de personajes, siempre es la misma: ¿puede atraernos, e incluso caernos bien, una persona tan desagradable, peligrosa e incluso criminal? Esta es precisamente la vía que explota su papel de Marla en la negra comedia con la que parece dispuesta a arrasar esta primavera, en la que comparte pantalla con Diane Wiest y Peter Dinklage. La crítica se ha rendido a los pies de su personaje, una mujer que estafa a ancianos a los que tutela y desvalija sin pudor, sin despeinarse y sin perder ese aire de rubia impoluta que habría encandilado a Hitchcock.