Tito Lesende, autor del libro de música más vendido en Navidades: «Los discos en directo son para mí como la penicilina»

FUGAS

MARCOS MÍGUEZ

«Es justo de lo que tenemos hambre estos días», afirma el autor de «Los 100 mejores discos de rock en directo»

15 ene 2021 . Actualizado a las 12:06 h.

De erudición musical va sobrado. También de puntería. Enfocó el visor Tito Lesende (A Coruña, 1971) y colocó este Los 100 mejores discos de rock en directo en las librerías el primer viernes de marzo, justo una semana antes de que se decretase el confinamiento. Se vio obligado a cancelar, también él, su gira de presentaciones. Pero un libro de semejante calado, tejido con su finísima pluma y en un contexto como el actual no pasa desapercibido. Así que, también en su caso, llegó la segunda ola. Y durante las pasadas Navidades se aupó al top 1 de los libros más vendidos en Amazon, en la categoría de música. Aduce su autor que «este es un libro que trata de música en directo, que es justo de lo que tenemos tanta hambre estos días». No es razón baladí. El factor emocional ha podido influir, sin duda. Pero hay otras muchas, poderosas y apasionadas, que justifican que esta sea publicación de cabecera para cualquier melómano que se precie.

El disco arranca con el In concert. Part 1 (1962), de Joan Baez, y recopila cronológicamente cien discos en directo hasta llegar al Live in Paris (2015), de Sleater-Kinney. La ficha de cada disco, a modo de sucinto ensayo -de entre una y cuatro páginas- ubica, primero, la grabación en la carrera del artista, desarrolla después un análisis de su contenido y valora finalmente la trascendencia de la obra.

—Dice en el prólogo que ha pretendido lograr una «panorámica heterogénea y no excluyente”. ¿Cuál ha sido el criterio a la hora de seleccionar estos 100 discos?

—Hay una parte, en torno a un tercio, que yo creo que es de consenso. Todos coincidimos en que hay una serie de discos en directo que son referentes incuestionables. El resto surgió de un trabajo de cruce de datos y de opiniones, intentando sacar un listado que no fuese subjetivo. No son mis 100 discos en directo favoritos sino 100 discos que pueden ser representativos del gusto general de un aficionado a la música rock.

—¿Ha evitado dejarse llevar por sus pasiones?

—En este caso sí. Pero podría no haberlo hecho y lo podría haber defendido con la misma honradez. Hay discos en directo que han sido importantes en mi vida y no están en el libro. Y al revés, discos que a mí no me han dicho mucho pero que creo que merecían ese hueco porque históricamente son fundamentales.

—¿Qué papel han desempeñado los discos en directo en la historia del rock?

—A mí me parecen una ventana imprescindible para los melómanos. También creo que han sido un servicio social. Para mí son tan importantes como la penicilina. Hoy no le damos tanta importancia a tener acceso al directo de un grupo o un artista, primero, porque las giras y los festivales hacen más factible que podamos asistir a sus conciertos y, segundo, porque hoy tenemos todo a golpe de un clic. Pero durante muchísimo tiempo la única opción que tenían los fans de los grupos de acercarse a cómo sería uno de sus conciertos era a través de sus discos en directo. En cuanto a los grupos, para algunos el disco en directo fue un ejercicio comercial o eventual que les sirvió para pasar de una etapa a otra o para exprimir sus viejos éxitos. Pero para muchos, realmente fue el baremo de su carrera, aquello que sirve para reivindicarlos y ponerlos en el lugar que les corresponde.

—Muchos de estos 100 discos supusieron un punto de inflexión en la trayectoria de estos artistas o bandas.

—Desde luego. En la época dorada de este tipo de grabaciones, la década de los 70 y la primera mitad de los 80, el disco en directo era algo a lo que los grupos tenían necesariamente que enfrentarse. Si no lo tenías es que algo iba mal.

—En el libro solo aparecen 12 discos del siglo XXI y solo dos de la última década.

—Es que los discos en directo que se han publicado en este siglo son menos relevantes. No tienen ni por asomo el peso histórico que en su día tuvieron para la carrera de los artistas y para sus fans. De hecho, creo que ya se lanzan asumiendo su condición y su espíritu de obra menor.

—El vídeo mató a la estrella de la radio. ¿Y YouTube a los discos en directo?

—Sí, pero es un homicidio que tenemos que asumir. Mi perspectiva no es melancólica. Es muy guay que ahora tengamos los artistas a un clic. No me gustaría que fuera de otro modo. Lo que me interesaba es agradecer a los discos en directo los servicios prestados durante tanto tiempo, en el que fueron necesarios. No me importa que ahora no lo sean.

—La mayoría de las grabaciones de conciertos colgadas en YouTube no tienen la calidad ni la producción de aquellos discos en directo. Y para más inri, en muchos casos, los escuchamos desde un ordenador o desde el móvil.

—Ahí sí que me pongo melancólico. Me parece muy triste que nos conformemos con escuchar música a través del móvil. Porque además eso lleva a que las producciones musicales salgan a menudo pensadas para formatos más comprimidos, con el empobrecimiento general que ello supone. Nunca hemos tenido más tecnología que ahora y curiosamente nunca hemos escuchado música en peores condiciones.

—¿Qué le molesta en un disco en directo?

—No creo que haya nada me moleste. Pero lo que menos me interesa es una ejecución que trate de clonar la interpretación del disco en estudio sin aportar nada más.

—¿Le parece lícito o ético añadir en un disco en directo pistas o voces del artista grabadas después en un estudio?

—El Alive de Kiss, que está entre mis discos favoritos, es un disco en directo magistral y está prácticamente todo tocado en el estudio porque consideraron que las grabaciones originales no daban el nivel. Pero es que, curiosamente, el resultado final se parece más a un concierto de Kiss que la grabación original que ellos tenían. Entonces, sí, a mí me parece lícito.

—La discográfica de James Brown no quería publicar su disco en directo porque pensaba que podría restar afluencia a sus conciertos. El tiempo ha demostrado que no es así sino todo lo contrario.

—Por supuesto. Y en algunos casos, como el de Peter Frampton, el disco en directo ha sido fundamental para catapultar al artista. El caso de la discográfica de James Brown visto desde hoy, evidentemente, parece muy corto de miras, pero hablamos de 1962. No había experiencias de publicar discos en directo. De hecho es el segundo que aparece en el libro.

—Hay muchísimos discos cuyo título empieza por «Live in…» ¿El sitio importa?

—Humm... No sé que decir… Hombre, hay recintos muy míticos como el Apollo, el Filmore East o el Fimore West, en Estados Unidos; el Budokan, en Japón... Lugares en los que se han grabado discos en directo que son leyenda en la música. A lo mejor el citarlos les da como un plus de categoría. Pero en la mayoría de los casos no creo que el sitio tenga demasiada relevancia.

—Entre los 100 discos solo hay ocho firmados por mujeres.

—Sí, en la introducción ya hago una alusión a esa escasa presencia femenina. Hemos vivido en sociedades mucho más machistas que la que ahora conocemos. Imagínate cuál era el papel de la mujer en los 60. Y encima en un género tan macho como es el rock. Pero bueno, la presencia de la mujer en los discos en directo no es muy distinta a la presencia de la mujer en cualquier otro ámbito cultural.

—No ha incluido en el libro ningún disco en directo en español. ¿Habrá acaso un segundo volumen?

—Pues sí. En el proceso de selección me encontré que había discos tan importantes grabados en directo en España y Latinoamérica que, una de dos, o nos lanzábamos a un volumen de 500 páginas o teníamos que dividirlo. Así que decidimos reservarlo para un volumen aparte.

—¿Tienes previsión de cuándo saldrá?

—No, no. Tal como están las cosas…

—¿Cuál es el disco en directo que más le ha marcado?

—El Made in Japan de Deep Purple. Yo tendría 11 años cuando lo descubrí. Estábamos en casa de una amiga de mi madre y curioseando por allí vi un tocadiscos en el que estaba puesto el Made in Japan. Le pregunté si lo podía encender. Y cuando lo puse me pareció algo tan denso y tan lleno de información que todavía me sigue aportando nutrientes a día de hoy.