La Mala Rodríguez se reafirma con su primer disco en siete años

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La Mala Rodríguez
La Mala Rodríguez No disponible

26 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes del explotar el fenómeno Rosalía que lo eclipsa todo en el pop patrio, ya estaba La Mala Rodríguez repartiendo estopa y arqueando cejas. Su modo de asimilar las músicas urbanas americanas desde un corazón andaluz, siempre presente y nunca disimulado, ha dejado alguno de los momentos más brillantes de la música nacional. Sin embargo, llevaba tiempoque se la veía en la nebulosa de los temas sueltos a cuentagotas, los stories de Instagram y las polémicas con la autora de El Malquerer al hilo de la apropiación cultural, dejando una cierta sensación de indefinición y pérdida de presencia. Una situación que viene a paliar Mala, su primer disco largo en siete años y todo un ejercicio de autoafirmación artística y personal.

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Como aquella Madonna que con Confessions on a Dance Floor (2005) daba un golpe de autoridad ante el ascenso de estrellas como Kylie Minogue o Gwen Stefani en el cambio de siglo, en su nuevo trabajo La Mala genera sensaciones similares. Desde el primer tema, Nuevas drogas, se percibe el empuje. Bajo una base obsesiva canta: «Que suenan las alarmas, que suenen los ladridos / Tu serás la puta, yo seré el río que te lleve lejos», cogiendo el discurso donde lo había dejado con Bruja (2013). A partir de ahí surge la rumba, el reguetón, el rap, dancehall, el dub y el r&b. También los cameos con artistas de hoy en día, como Lola Índigo, Cecilio G, Stylo G o Guaynaa. Y los temas emocionantes y con madera de himno como Antes de todo aquello («Todas las mujeres en mí dicen ¿quién me gobierna?»), clara candidata a relevar a Quien manda.

Destacan temas como Problema, que recuerda a la MIA de los primeros tiempos; Pena, que podría arrasar en la pista junto a los sonidos actuales; y, sobre todo, Dame Bien, bombazo preñado de erotismo, tensión, giros y percusiones desquiciadas ante el cual resulta imposible quedarse quieto. Sorprende por último Mami, balada sobre un piano dedicada a su madre, con lenguaje más claro que el agua: «Mami, te echo de menos / yo solo quiero que estés aquí / Mami, ven, que quiero verte».