Ya no hay nadie en la carretera

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal UNA VIDA DE PELÍCULA

FUGAS

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15 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A veces resulta imposible no reducir una carrera en el cine a un solo papel. Todos tendemos a recordar aquella película en la que nos gustaba especialmente un actor o una actriz. La muerte del enorme Albert Finney llenaba estos días los medios de medio mundo y las redes sociales de fotogramas de (sobre todo) Big Fish y su memorable Hércules Poirot de Asesinato en el Orient Express. También, por supuesto, de Tom Jones. Solo le quedaba hacer un James Bond y lo hizo con Skyfall. Algunos recordaban aquel prometedor arranque en Sábado noche, domingo mañana que marcó el inicio de su carrera y de alguna manera dio su perfil como actor. Personajes rebeldes, siempre un poco en el límite. Los cinéfilos recordaban también, aunque con menos ímpetu, su papel en una de esas cintas a las que siempre deberíamos volver. Porque su Mark Wallace en Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967) es a la vez insoportable y encantador, cínico y tierno, infiel y engañado. Donen hizo que su personaje se enamorase de Audrey Hepburn... y quién sabe si también lo hizo el propio Finney. Decía el fotógrafo Terry O'Neill que entre ellos había algo más que un guion. Aunque ninguno de los dos habló nunca del tema, y el secreto se ha ido ahora con Finney a otras carreteras.