Pero todo lo que en aquel era sutil codazo, en La Favorita, Lanthimos, fiel a su espíritu despiadado, lo escenifica como batalla carnívora, con su laberinto localizado en el sexo de la reina Olivia Colman. Ella, desde su aparente fragilidad, se lleva la parte de la leona como monarca a lo Alicia a la que solo falta declamar, mientras acaricia un conejo: ¡Que les corten la cabeza!