«La poesía no es un arma, es un alma cargada de futuro»

FUGAS

J. M. Morales

El cantautor actúa en próximo jueves, a las 21.00, en el Teatro Jofre de Ferrol

14 abr 2017 . Actualizado a las 05:15 h.

Nadie como Paco Ibáñez (Valencia, 1934) ha sabido transmitir el mensaje libertario de los más grandes poetas de la lengua española. Un mensaje tan necesario hoy como siempre. «Que mis canciones sigan vigentes 40 años después es un fiel reflejo del fracaso político y social de España», nos dice desde París, donde vivió los años de la dictadura, la que lo encumbró tras su mítico concierto en el Olympia en el 69 y a la que sigue retornando cada vez que tiene ocasión. «París siempre será París, aunque últimamente noto que se está quedando también un poco calva», bromea.

-Dice de su concierto que «es una propuesta de amor, libertad y dignidad». ¿Aún conservan sentido esos términos en los tiempos que corren?

-Uno expresa lo que desearía que fuesen las cosas. Claro que la realidad es otra muy diferente. El mundo está en manos de los más bestias, de personas paras las que amor, libertad y dignidad efectivamente no significan nada. Lo único que nos queda esperar de ellos son barbaridades. Ya hemos empezado a verlas... Y las que nos esperan.

-¿Cuál es hoy el principal enemigo de la libertad?

-La falta de interés por la cultura. La gente se ha convertido en unos ojos y un estómago. No hay nada más.

-Frente a eso, ¿la poesía sigue siendo un arma cargada de futuro?

-Siempre lo será. Aunque convendría reformular eso. Más que un arma, la poesía es un alma cargada de futuro.

-Tras un par de décadas de ostracismo los cantautores parecen tener renovada vigencia. ¿Vuelve a estar de moda la canción social?

-Los cantautores no son una moda. No tiene sentido decir eso. El cantautor existe y no deja de serlo hasta que deja de existir. Son necesarios como lo es la cultura. ¿O también acaso la cultura es una moda?

-Usted que ha defendido la palabra como símbolo de lucha y libertad, ¿cómo vive la situación actual de involución en cuanto a la libertad de expresión?

-Con preocupación y hastío. Estamos volviendo al franquismo puro y duro. Aunque creo que las medidas coercitivas que se están tomando son síntomas de pura debilidad. Yo, en cualquier caso, cada vez salgo menos de casa. Es la única forma de protegerme de las consecuencias del salvajismo anticultural y antilibertario que reina fuera de ese perímetro.

-De Mayo del 68 dijo que «fue el fracaso más grande que se ha podido inventar o crear». ¿Y el 15-M?

-Cuando nació tuve la sensación de que era un puntapié necesario para despertar a la gente, un buen detergente para limpiar la suciedad que llevábamos en las gafas y que nos impedía ver lo que realmente pasaba a nuestro alrededor. Pero por desgracia, ya ha sido absolutamente absorbido por la dinámica política con todas su perversiones. Ahora mismo no hay nadie que me convenza en España a nivel político.

-¿Tiene a veces la sensación de ser el último mohicano?

-No, pero sí es cierto que los que no nos rendimos somos una minoría.

-¿Tiene la esperanza de hacer algún día las paces con el sistema?

-No tengo por qué hacer las paces. Ni la guerra tampoco. Sencillamente cuando no te dejan respirar reaccionas. Y me temo que me pasaré toda la vida teniendo que luchar para que me dejen respirar.

-En sus visitas a Galicia suele interpretar a poetas gallegos. ¿A quién cantará en esta ocasión?

-Cantaré tres canciones de Antonio García Teijeiro y el Chove de Celso Emilio Ferreiro. Me siento muy identificado con esa tierra. Tanto que cuando estoy en ella mis amigos no me llaman Paco, me llaman Paquiño.