Carlos Núñez: «Tengo una llave mágica que me abre muchas puertas»

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Fiel a sus propias tradiciones, el gaiteiro recala en casa en su gira de Navidad, con la que está celebrando el vigésimo aniversario de «A Irmandade das Estrelas»

16 dic 2016 . Actualizado a las 19:22 h.

A todos aquellos que hayan tenido la oportunidad de ver a Carlos Núñez sobre un escenario no les extrañará que se defina al músico como un ciclón. Pero no solamente cuando se cuelga la gaita se convierte en un torbellino de energía, sino que en una simple conversación, siempre y cuando se hable de música, derrocha tal pasión que al interlocutor no le queda otra que rendirse y dejarse contagiar. Recala en A Coruña (día 22, Teatro Rosalía de Castro), Vigo (23, Teatro Afundación) y Ferrol (24, Teatro Jofre) en medio de esta gira invernal con la que está celebrando el 20.º aniversario de A Irmandade das Estrelas, el disco con el que empezó todo.

-¿Qué es para usted “A Irmandade das Estrelas”?

-Es mucho más que mi primer disco, es la filosofía que me ha guiado en todos estos años, en todas mis experiencias discográficas, mis colaboraciones y mis búsquedas por todo el mundo. Siempre he mantenido el modus operandi fijado en aquel disco: trabajar en equipo, con artistas internacionales de culturas y estilos diferentes, pero buscando las conexiones naturales de Galicia con el mundo. En A Irmandade están las claves de todos los pasos que fui dando desde entonces. Hace veinte años, tocar con los Chieftains, unos irlandeses que te llevaban por todo el mundo y que estaban grabando una música para una película de Hollywood, era algo totalmente marciano. Hoy ya es algo normal, se ha aceptado que culturalmente somos hermanos.

-¿Cree que sigue vigente el disco?

-Yo aún diría más, es como si se hubiese estado actualizando durante estos veinte años sin parar. En cierto modo tengo la sensación de haber estado grabando el mismo disco durante todo este tiempo. Ahí estaban los Chieftains, Ry Cooder, Luz Casal, la Vieja Trova Santiaguera... Ahí comenzó esa filosofía de las colaboraciones, de la universalización de la música que continuó con los otros discos, con las colaboraciones con Montserrat Caballé o con el cantante de los Waterboys. Y todo eso es A Irmandade.

-Han pasado veinte años ya de su publicación. Mucho han cambiado las cosas desde entonces.

-Lo mejor está todavía empezando. Mira, allá por el año 2000 empezamos a notar que estábamos en un cambio de era, que íbamos a tener que empezarlo todo de nuevo. En todos los aspectos, aunque seguramente la música fue la primera flor en sentir que se avecinaba un tsunami. Desde entonces, y ya ha pasado mucho tiempo, los músicos hemos tenido que aprender a replantear todo el sistema, la forma de trabajar. Llevamos 16 años ya y está siendo una mili bastante compleja el lograr que la música no pare.

-En su caso, ¿cómo lo logra?

-Quizá la clave esté en aquellas sabias palabras que me dijo mi maestro de los Chieftains, Paddy Moloney, hace mucho tiempo: “No pienses solo en tu pequeño país, piensa en clave universal, en el mundo”. Seguramente eso es lo que me ha salvado.

-¿Cuesta pensar en universal partiendo de un legado cultural como el gallego?

-En absoluto. Cada vez estoy más convencido de la tremenda suerte que supone para mí el haber nacido en Galicia. Porque yo tuve antes a Milladoiro, y ellos a su vez tuvieron a Faustino Santalices. Y Faustino Santalices tuvo a Murguía, y este a Sarmiento... Eso ha marcado una gran diferencia. Y te das cuenta cuando estás de gira por España y encuentras a jóvenes dedicados con pasión a la música tradicional, pero que la inmensa mayoría ni podría plantearse el poder vivir de ello. Y los músicos gallegos sí que pueden. Hemos tenido un gran regalo, una cosa mágica que es la música celta, que ha sido el género que ha dado mayores éxitos a Galicia a nivel internacional.

-¿Realmente es tan «vendible» nuestra música?

-Manuel Gago, profesor de la Universidade de Santiago y probablemente el bloguero más antiguo de Galicia, decía que la música es la industria cultural gallega más exportadora. Cuando lo escuché, en efecto, lo primero que pensé es que más que de industria habría que hablar de pequeños emprendedores. Pero sí que tiene un poso de verdad tras el que se encuentra esa música celta que nos ha permitido esa universalidad. Lo que no entiendo es por qué existe cierto temor hacia este tema.

-¿Temor? ¿A qué se refiere?

-Pues que sigues encontrando negaciones de esa conexión celta de Galicia, que es maravillosa y que nos da unas posibilidades de exportación únicas.

-Lo del legado lo acepto, pero reconozca que no todo el mundo ha tenido la proyección internacional que ha conseguido usted. ¿Cuál es el secreto?

-Supongo que de algún modo habré catalizado bien toda esa tradición que está detrás. Pero, sobre todo, creo que el mérito está en saber trabajar en equipo. Esa es una filosofía que está muy presente en Galicia, que la creación no es algo individual. Los alemanes nos han mostrado mil veces la figura del genio creador componiendo solo en su casa, pero aquí sabemos que las mejores canciones, las mejores melodías, son de todos. Esa es la base de la tradición, y lo puedes ver en otras músicas como el flamenco. Pero bueno, lo ideal es juntar las energías de la tradición y del creador individual.

-¿Qué cree que habría pasado si hubiese nacido en otro lugar, lejos de Galicia?

-Pues probablemente no tendría toda esa energía detrás, esa sabiduría que me ha proporcionado Galicia y que todos la hemos mamado, aunque muchas veces no seamos conscientes de ello. Pero está ahí, en todos nosotros. Y lo descubres cuando viajas, notas la diferencia, notas que somos portadores de una herencia maravillosa que nos abre las puertas al mundo. Cuando toco en EE.UU. por supuesto que tengo que esforzarme mucho, pero llego con unas llaves mágicas, las de mi cultura, que abren muchas puertas.

-Cuénteme qué tal está yendo esta gira de Navidad.

-Arrancó maravillosamente, con el concierto en Santiago del Pórtico de la Gloria tras el cual nos fuimos a Alicante, Málaga y Murcia. Me impresiona el nivel de conexión que conseguimos con el público. Y me emocionó ver que había gente que ya había estado ahí hace veinte años, cuando presentamos A Irmandade, gente que se enamoró de esta música. Y otros muchos nuevos, que acaban de descubrirla.

-Estará deseando volver a casa por Navidad...

-Claro. Aunque quien más está deseando que llegue el momento de pisar Galicia es sin duda el violinista de los Chieftains, Jon Pilatzke, que asegura que diciembre ha pasado a ser su mes favorito por estas giras. Alucina con el hecho de que todo sea una fiesta, que la gente baile con nosotros.

-¿No es duro pasar las fiestas de escenario en escenario y lejos de casa?

-Hemos aprendido a vivir la Navidad de una forma diferente. Yo tenía un concepto más familiar de estas fechas. Pero estas giras nos están enseñando que la Navidad, la fiesta, se puede vivir en cualquier parte.

-En esta gira está celebrando el aniversario de su primer disco, pero, ¿con qué más nos va a sorprender en los conciertos de A Coruña, Vigo y Ferrol?

-Además de volver sobre A Irmandade y repasar nuestro repertorio, tocaremos algo de lo del Pórtico de la Gloria, porque mucha gente que no pudo asistir nos pregunta si no habrá más oportunidades para escuchar esa música. Así que nos hemos llevado algunos instrumentos del Pórtico para recrear de nuevo esta magia.

-Se supone que los músicos del Pórtico tienen sus instrumentos en la mano, pero que no van a tocarlos hasta el día del Juicio Final. Cuando recrearon su música temíamos que pudieran desencadenar algo gordo.

-[Ríe] Nuestros temores iban en otro sentido. No sabíamos cómo iba a sonar aquello, nadie lo podía saber porque no existía ninguna experiencia previa. Casi me conformaba con que estuviesen afinados todos los instrumentos. ¡Y lo estaban! La Orquesta del Pórtico de la Gloria es, al fin y al cabo, la orquesta más antigua del mundo. Dado este acervo cultural no entiendo cómo Galicia no fue el gran referente de la música antigua y medieval.

-Puede serlo en la actualidad.

-Pues se nos está adelantando Cataluña, con unos festivales magníficos de música antigua y de músicas tradicionales. Hace veinte años sí que era Galicia el centro de las músicas ibéricas, pero a día de hoy Barcelona ha tomado ventaja. Muestra de esto es que en estas giras de diciembre que llevamos ya unos años haciendo, el día 30 siempre recalamos en el Palau de la Música.

-¿Ha encontrado cosas musicalmente interesantes a orillas del Mediterráneo?

-Muchas. En la gira están participando muchos invitados que ya estuvieron con nosotros en el rodaje de la película de Carlos Saura, entre ellos un grupo de chavales muy jóvenes de Barcelona con raíces gallegas que se llaman Gelría. Hacen una música gallega de primera, son increíbles. Van a estar con nosotros en Galicia, en Madrid, Barcelona...

-¿Tuvo que irse hasta allí para encontrar talento? ¿No lo había más cerca?

-¡Qué va! Para el concierto del Pórtico de la Gloria estuve buscando voces de niños, cosa que no es fácil. Hay más tradición en este sentido en Francia, quizás. Pero no me tuve que ir lejos para dar con el mejor coro que pudiese imaginar. En A Coruña di con la gente de Cantábile, cuyo director ya había colaborado conmigo en una ocasión hace tiempo. ¡Qué maravilla! Tenías que verlos cantando canciones del Códice Calixtino como si tal cosa. Yo no me lo podía creer cuando los escuché por primera vez. Talento hay muchísimo en Galicia, pero hay que ayudar a que se desarrolle. Y ahí tenemos todos una obligación y una responsabilidad.