«Desencadenado» se titula el espectáculo con el que celebra sus 10 años en escena. Pero es algo más que su título, es su estado vital
25 nov 2016 . Actualizado a las 05:30 h.Lo suyo con el público dura ya demasiado como para ser un idilio de temporada. Tanto con quienes lo adoran como con quienes se ensañan con su figura histriónica, siempre dispuesta a zambullirse en el pantano. Él aprovecha el tirón y se reivindica, siempre locuaz, en tres formatos. De lunes a viernes en su programa de radio Yu, no te pierdas nada y en El Intermedio. Y el fin de semana en el que fue su territorio natural, encima de un escenario.
-Y como clamaba Perales, ¿a qué dedica el tiempo libre?
-A ver series, porque la pasión por las series ha alcanzado ya ese punto de que tus amigos te dicen “deja de hablarme si no has visto Narcos”. Y a ver la hierba crecer, que es algo que siempre me ha gustado mucho, y no estamos hablando de la que tengo en casa, en la parte de atrás. Me gusta mucho estar embobado. No entiendo por qué hemos perdido ese placer del embobamiento. Sentirme un bobo me hace sentirme mejor.
-Ahora mismo, ¿quien es el gran filón para hacer humor?
-Yo tiro mucho de mí mismo. Del desconcierto y la estupidez del propio ser humano en su último estadio. Por ejemplo, estamos creando un mundo que es cada vez más para robots. Las casas, los coches... todo es para robots. Entonces, si ellos van a estar bien en ese mundo, ¿quién va a sobrar? Yo creo que el futuro de la raza humana es desaparecer o ser mayordomo de robots. Y, hombre, yo para estar sirviéndole chupitos de aceite a un robot, mejor me voy en alto. Un poco de dignidad.
-”El Intermedio” hace humor desde la izquierda. ¿Se puede hacer humor de derechas?
-Estoy seguro de que sí. Yo conozco a gente de derechas muy graciosa, lo que pasa es que como están todo el día encabronados no les da tiempo de reírse de las muchas cosas risibles que tiene la izquierda, que vaya si las tiene. A mí me encantaría que lo hiciesen porque si la rivalidad fuese humorística este país amansaría mucho más.
-Una vez dijiste que “ya que los políticos no hacen su trabajo los cómicos tendremos que cubrir esa parcela”.
-Bueno, igual ahí me vine un poco arriba. La parcela del cómico es hacer reír y punto pelota. Yo no creo que esté cambiando el mundo con mis chistes. Y la política la tienen que hacer los políticos. Que no se quiten también ese marrón de encima.
-¿Que político español te parece más gracioso?
-Pablo Iglesias me parece divertido. El tío tiene salidas muy cómicas. ¡Y Rajoy! Cuando le dijo a Aitor lo del tractor... Es que hay que ser rápido ¡eh! A mí Rajoy me hace mucha gracia. Como cómico.
-¿Hay algo más aburrido que lo políticamente correcto?
-Pues sí, lo deliberadamente incorrecto. La gente que está buscando todo el rato ofender porque sí. Buf... Que cansinos son. Tanto el que no ofende nunca como el que ofende solo por ofender acaban siendo aburridos.
-¿Te cuesta tanto escribir como dices o forma parte del personaje?
-No, no, escribir es lo peor. Es que a mí hablando me salen bromas todo el rato pero escribiendo no me sale ni una. Y las tengo que sudar, todas y cada una de ellas. Es un castigo divino.
-¿Te sientes más cómodo en “El Intermedio” donde ya te viene dado el guion?
-Es que pasa otra cosa, que aunque me cueste mucho escribirlas cuando la gente te ríe una broma tuya es cuando más disfrutas. Pero bueno, cuando me ríen una broma de guion pienso que es por como la he hecho. En el fondo, siempre puedo ser un capullo.
-¿Qué da y qué quita la televisión?
-La tele básicamente te da. Te quita intimidad y vida privada. Pero es que mi vida privada era muy aburrida (se ríe). Así que salgo ganando.
-En una ocasión dijiste que para conocer a un gallego necesitas una vida.
-Efectivamente. E incluso la vida de otro.
-¿Tan difícil es el humor gallego?
-Es distinto. Me hace muchísima gracia pero siempre me río al día siguiente. Con lo cual me doy cuenta de que la broma era buenísima y de que yo quedé como un gilipollas. Lo cual seguramente también formaba parte de la broma. Me parece una maravilla y desde luego en Galicia es el único sitio del mundo donde eso ocurre.
SÁBADO 26, 21 H. VIGO. AUDITORIO MAR DE VIGO. ENTRADAS DESDE 15,60 EUROS.