El realizador Pau Faus, que siguió los pasos de Ada Colau durante los cien días anteriores a su investidura como alcaldesa de Barcelona, presenta el documental
03 jun 2016 . Actualizado a las 05:15 h.PABLO GÓMEZ-PAN | Pau Faus (Barcelona, 1974), arquitecto de formación y artista visual, acaba de estrenar el documental Alcaldesa (Nanouk Films, 2016, 88 minutos), con el que ha ganado la Biznaga de Plata a la mejor dirección de documental en el Festival de Málaga y en el que ha sido capaz de sintetizar 200 horas de filmación de la carrera por la alcaldía de Ada Colau en un largometraje repleto de humanidad.
-Si algo destaca en su documental es la intimidad a la que llega con Ada Colau. Ya había dirigido «Sí se puede. Siete días en PAH Barcelona» (2014) ¿Fue ahí donde la conoció?
-Bueno, yo formé parte de la PAH [Plataforma de Afectados por la Hipoteca] desde enero del 2013. Llegué allí, les ofrecí que podía hacer vídeos y fotos, y en pocos meses creamos lo que llamamos el «comando vídeo». Estuve un año y medio metido allí, y fue donde conocí a Ada Colau, aparte de mucha otra gente.
-Durante el rodaje, ¿esperaba que llegase a ser alcaldesa?
-Cuando empezamos, no. Aunque sí tenía muy claro que ahí había un caldo de cultivo para un cambio que la gente realmente quería. No me imaginaba que iba a ganar hasta un mes antes, pero sabía desde un principio que allí había una potencia muy grande.
-¿Le pidieron en algún momento que dejara de grabar o que editara algo fuera?
-La idea del documental se plantea y fluye de una forma muy inocente. Se lo comentamos a la gente de Barcelona en Comú y nos dicen «vale, grabad». Teníamos muy claro que pasara lo que pasara iba a ser un año de cambio, con sus obstáculos, sus aprendizajes y sus contradicciones. Y sabíamos que Ada Colau iba a vivir todo esto en primera persona, lo que nos parecía clave. Ella accede, y durante la marcha se da cuenta de que el proyecto genera un espacio de confianza en el que puede decirlo todo, donde nosotros simplemente encendemos la cámara y nos sentamos en silencio. Y ella de una forma natural se lo apropia como un lugar en el que pensar en voz alta, sin ningún tipo de miedo a tener que medir sus palabras, algo que el exterior le ofrecía cada vez menos. Pero claro, durante el rodaje, si de repente se meten cuatro personas en un despacho y cierran la puerta [ocurrió durante la reunión con Pablo Iglesias] yo evidentemente allí no entro, pero es que tampoco me interesa, porque me interesa mostrar también dónde nos quedamos unos y dónde entran los otros. La gente de Barcelona en Comú no vio la película hasta después de que la pasáramos en Málaga. La única que la vio antes fue Ada.
-¿Y qué le pareció a ella?
-Por un lado le gustó ver y revivir ciertos momentos del proceso, pero por otro hubo ratos en los que se removía allí en la silla y fruncía un poco el ceño, sobre todo -por lo que yo intuí- porque hay cosas en la película que ella hoy no expresaría de la misma forma. Pero ese es el encanto de la película, que estás ahí con ella en el momento, mientras pasa, en el aquí y el ahora.
-¿Tenía algún tipo de pretensión de objetividad o decidió ser abiertamente militante?
-Lo primero que vemos es la imagen de un desahucio, y cuando uno ve un desahucio, sabe perfectamente de qué lado se está. Es evidente que yo he formado parte de la PAH, e incluso aporté algunas horas a ayudar en Barcelona en Comú, esto no es ningún problema ni ningún secreto. Aquí es clave el papel de la productora, Nanouk Films, a la que le interesó la película exclusivamente por el potencial cinematográfico que tiene. No tenían ninguna vinculación emocional y no sé ni siquiera dónde están ideológicamente, pero tenían claro que había una historia de película, de Hollywood casi: la activista que acaba siendo alcaldesa, la plataforma ciudadana que en ocho meses se crea y gana las elecciones... La propia elección de los elementos de guion ya nos llevaba a estos formatos clásicos del héroe que quiere llegar a ser algo que había cuestionado, pero a la vez cree que debe hacerlo. En ese sentido es muy clásica, con su clímax y todo.