A Coruña, récord de paseo

Juan Carlos Martínez EN EL COCHE DE SAN FERNANDO

FUGAS

11 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si las ciudades pudieran encarnarse y ponerle cuerpo a su personalidad, A Coruña sería una señora con calzado cómodo que haría diez kilómetros al día a paso acelerado. La afición de los coruñeses al paseo viene modificando la estructura urbana desde los tiempos en que aquello era un triángulo de castros con un playón en medio.

En el último tercio del siglo XIX se ganó al mar un buen pedazo, por la parte de la bahía, y se instalaron allí jardines (los de Méndez Núñez), teatrillos y hoteles. Los castizos aún le llaman El relleno. La banda municipal amenizaba las tardes. Pero el paseo clásico eran la calle Real y los Cantones y así siguió hasta hace poco. Empezabas por un extremo y, al llegar al otro, te dabas la vuelta, por si los encuentros no habían sido suficientes; algunas y algunos se hacían hasta diez largos en una tarde. Los que no disfrutaban tanto del intercambio de miradas, de la exhibición de modas o del saludo formal, tenían la alternativa del puerto, una ventana a otras vidas, la de la naturaleza y la del trabajo. Pero llegó la era de la eficiencia y el puerto se cerró al paseo, para disgusto de románticos, poetas y niños aficionados a la pesca.

Y entonces vinieron las vacas gordas y el pueblo decidió que hacía falta más paseo, así que ahora A Coruña tiene el paseo marítimo más largo de Europa, de diez kilómetros en el municipio y hasta cuarenta por el área metropolitana, o todos los del mundo si uno quiere y se pone en plan Forrest Gump. ¿Que si es un exceso? Quizá, en su día, pero ahora que está hecho, y no tiene peaje, paseemos a gusto hasta que el cuerpo aguante.