El rock en llamas

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa EL RINCÓN DEL SIBARITA

FUGAS

04 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El arranque de Fuego eterno, la biografía de Jerry Lee Lewis publicada en 1982 por Nick Tosches que ahora rescata en castellano la editorial Contra, es sencillamente glorioso. Y retrata, como una iluminación, la existencia de uno de los pioneros del rock que después de incendiar los pianos y los auditorios acabó por prenderse fuego a sí mismo. Son las tres de la madrugada de un día cualquiera de 1976 y Jerry Lee Lewis acaba de estrellar su Lincoln Continental contra la verja de Graceland: «Quiero ver a Elvis. Decidle que está aquí The Killer». 

Ante las reticencias de la guardia pretoriana del Rey, Jerry Lee desenfunda una Derringer del calibre 38. Empapado hasta las cejas en whisky y bencedrina, The Killer acaba esposado en el asiento trasero de un coche patrulla.

Todos conocemos la historia. Hemos visto la película. Hemos leído reportajes y crónicas. Pero da igual. Porque lo que hace aquí Nick Tosches es lo que solo pueden hacer los grandes escritores y los mejores periodistas: contarlo mejor que nadie. Con una prosa épica a la altura de la leyenda y de su metódico descenso a los infiernos.

Jerry Lee Lewis mamó desde niño la música espiritual en los templos sureños y el blues en los garitos clandestinos de los negros de su Ferriday natal. Luego todo eso lo rumió y lo escupió con furia en el piano vertical Stark que su padre había adquirido para la casa de los indómitos Lewis, que presumían de generación en generación de poder tumbar un caballo de un solo puñetazo. 

Asistió en primera línea a finales de los cuarenta y principios de los cincuenta al nacimiento del rock: «Las parteras de esa bestia fueron los hombres, viejos y jóvenes, que forjaron su música malvada, noche tras noche, en locales como Haney?s Big House». Y ascendió a los cielos durante un instante, alrededor de 1956, hasta que una gira por el Reino Unido en el verano de 1958 lo envió de regreso a las catacumbas. Y, tras una fugaz resurrección como estrella del country, ya nunca volvió a la superficie. Hasta que una noche estampó su vida y su música contra Graceland.