Cien mil almas volverán a reunirse en torno al tempo del mundo celta
17 jul 2015 . Actualizado a las 05:05 h.El acordeonista pontés Andrés Penabad cumplió anoche su sueño de tocar en el Festival Internacional do Mundo Celta, la cita musical que revoluciona Ortigueira cada mes de julio desde 1978 (con un parón del 88 al 95, cuando se reanudó). Junto a él lo hicieron Alén de Ancos (Galicia), Gabriel G. Diges Band y Perfect Friction, ambos de Irlanda, y JDC & Band (Madrid), los otros cuatro concursantes del proyecto Runas, de bandas noveles. Pero los primeros sonidos de esta edición, la número 31, llegaron por la tarde, en la plaza de Isabel II, con la Escola de Gaitas de Ortigueira, la entidad que fundó el festival, de la mano de Xavier Garrote.
«Queriamos mostrarlles aos alumnos outras culturas que eran moi próximas a nós, como a bretona ou a irlandesa», recordaba hace unos días «o máis inconsciente daquela panda de inconscientes», que recorrieron Galicia en diez días, en un dos caballos, repartiendo carteles y pegatinas. Con el convencimiento de «estar facendo algo grande», que les desbordó desde los inicios, cuando el escenario se montaba sobre un palafito levantado en el mar. Aquellos años de «aprendizaxe e espírito reivindicativo» en torno a la música tradicional quedaron atrás; el cartel musical, «desvirtuado», para los más puristas, evolucionó y se impuso la gratuidad. La acampada libre junto a la playa de Morouzos pervive, este año con alguna queja por la prohibición de instalar las tiendas en el pinar, protegido. «Nos gustaba más que aquí, en el eucaliptal», comentaban cuatro madrileños y una cántabra, la avanzadilla de los folkies, la tarde noche del martes.
«Venimos por la música y el ambiente, la playa y los conciertos», coincidían cuatro chicos de Gijón, que van por el quinto Mundo Celta, y una joven zamorana, en su tercera experiencia. «Cada año traemos gente nueva», que se suma a los más devotos en el bullicio y la fiesta, que tan bien ha captado la artista ortegana Celia Pía en el cartel promocional de este año, pura vida. El trasiego de festivaleros no cesa desde el miércoles, con carros de supermercado atestados de víveres rodando por la carretera de la playa, tiendas «ben abastecidas» de cerveza, algún flautista despistado y alguna bandera independentista, vestigio de unos orígenes marcados «polas ansias de liberdade», como apunta Álvaro Fernández Polo, otro de aquellos «inconscientes». Esta noche, «la primera gran velada musical», subirán al escenario de la Alameda The Vale of Atholl Pipe Band (Escocia), la Escola de Gaitas de Ortigueira (que este año participó, por primera vez, en el desfile de San Patricio, por la Quinta Avenida neoyorquina), Cristina Pato, la irlandesa Sharon Shannon y el vasco Xabi Aburruzaga. Xosé Manuel Budiño es el director artístico de los dos últimos días del Mundo Celta. «Tratábase de idear un cartaz ideal para a noite do sábado ?cuenta?, pensando en xente como a que conseguimos traer: Jacky Molard Quartet, de Bretaña; Orexa TX e Kalakan, dous grupos do País Vasco que se unen para a ocasión, algo marabilloso, ides ver un concerto tremendísimo deles, coa percusión, as txalapartas, as albokas... Con moitísima enerxía».
Después subirá al escenario de la Alameda el intérprete y compositor de Moaña, y la noche culminará «con dous grandes músicos irlandeses, Finnegan e McSherry, que se unen nun proxecto especial para vir a Ortigueira, cunha banda que montaron para esta ocasión». Y este año seguirá la música el domingo por la noche, con Capercaillie, «un grupo recoñecidísimo en todo o mundo, con máis de trinta anos de carreira, a xoia da música escocesa». «Este domingo vai ser máxico», promete Budiño. Él les acompañará detrás del escenario. «E pode haber algunha sorpresa, nunca se sabe».