La jefa de la manada

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

FIRMAS

SABELA FONSECA

La periodista viguesa Paula González abandonó la vida urbana y la prensa tradicional para apostar por un proyecto en la Ribeira Sacra, donde ha creado un blog de rutas de senderismo con perros

21 dic 2014 . Actualizado a las 04:00 h.

Hace dos años Paula González decidió buscar el lado positivo de la crisis de la prensa. En vez de tratar de seguir dedicándose con angustia a la profesión que eligió, la periodista decidió trabajar y vivir mucho más feliz con lo que le apasiona. «Decidí centrarme en la comunicación digital para poder trabajar como autónoma», cuenta. Así que dejó su Vigo natal y se marchó a la tierra de sus abuelos, al Concello de Pantón, en el corazón de la Ribeira Sacra, para continuar dedicándose desde allí a la comunicación, pero libre de servidumbres y en buena compañía, la de sus cinco perros. Juntos forman el Comando G.

Curiosamente, de pequeña le aterraban. «Al parecer me persiguió uno en la playa y desarrollé un terrible pánico hacia ellos. Me encantaban, pero o los conocía bien o era incapaz de tocarlos. Así que a los 26 años, cuando me independicé, decidí dejar de tenerles miedo adoptando a uno: Tuk. Era un cachorro que apareció abandonado en Nerja (Málaga), donde yo trabajaba entonces. Fue mi primer perro y gracias a él aprendí a entenderlos y, sobre todo, a quererlos», explica.

Desde entonces no ha vivido nunca sin ellos, aunque le gustan todos los animales. «De niña me ponía mala llorando si moría un animal en una película... y de mayor igual». La periodista se define como «misántropa selectiva por decisión propia: los humanos no han hecho más que decepcionarme durante toda mi vida, pero mis perros jamás lo han hecho. Como dice una frase que me chifla, ?se puede vivir sin perro, pero no merece la pena?», indica, a pesar de haber sufrido la pérdida de varias de sus mascotas, de las que recuerda especialmente a Lola, con la que compartió 13 años y se murió hace cuatro. «Sentí una pena tan profunda que no esperé más de dos meses para adoptar a Garimba, que fue la primera del Comando». Un año después llegó G. La adoptó en el refugio de Ponteareas y asegura que con ella le tocó la lotería.

«Después ya no escogí tener más perros, sino que llegaron a mí. Leia, la sabuesa, apareció perdida, asustadísima, y me la llevé a casa porque era una cachorriña y las chicas del refugio me pidieron que la acogiese». Después de conmoverse con varios casos de abandono, estuvo pensando en abrir una casa para dar cobijo a canes en la ancianidad, esos que ya nadie quiere cuando empiezan a dar problemas. Acababan de traerle al primero a casa, Durin, un beagle moribundo, cuando alguien abandonó a un alocado cachorro mezcla de pastor. Le buscó familia durante meses, «pero a diferencia de otros que encontré antes y que eran de raza, a él nadie lo quiso. Así que se quedó con nosotras», aclara en relación a Solo. Poco después se murió Durin y hace siete meses llegó a su casa Arwen, una simpática ancianita de 12 años que ha rejuvenecido con el activo club.

El blog de senderismo

Juntos forman una pandilla irresistible que se está haciendo famosa desde un de los rincones más bellos de Galicia gracias al blog Perrunadas, en el que tras patearse media Galicia y sacar la pata hasta León -por ahora-, documenta itinerarios con datos útiles para poder ir con mascotas, además de añadir información sobre atractivos naturales o arquitectónicos o información sobre bares o restaurantes donde los animales son bienvenidos para a hacer un descanso en el camino. «La idea nació cuando vivía en Vigo, de hecho la culpable fue Leia. Con dos perras me brujuleaba, pero con tres ya la gente me miraba espantada cuando íbamos de paseo. Así que empecé a buscar rutas montunas para llevarlas, y como por mucho que buscaba en Google no encontraba indicaciones de lugares donde poder ir con ellas sin agobios», asegura.

La bitácora empezó a tener éxito y miles de lectores. «He recibido muchos mensajes dándome las gracias, supongo que acerté: encontré un hueco, en este mundo saturado de ideas, para una que a nadie se le había ocurrido», argumenta.

«Y aquí estoy, dos años después: he logrado sobrevivir, aun en plena crisis. Así que a partir de ahora sé que solo puedo ir a mejor», augura la jefa de la manada.