La conexión gallega de «tjipetir»

Antía Urgorri Serantes
ANTÍA URGORRI REDACCIÓN / LA VOZ

FIRMAS

A las playas de Galicia y de Europa han llegado extrañas tablillas que podrían proceder de un navío japonés hundido durante la Primera Guerra Mundial

10 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Jorge Leal paseaba el marzo pasado con su hija Aroa por la playa de O Gramelo, debajo de Panches, en Carnota, cuando se encontró sobre la arena una misteriosa tablilla negra, parecida a una tabla de cortar de cocina, hecha de un material similar al caucho, y con una palabra inscrita: tjipetir. Este joven ferrolano afincado en Carnota desde hace dos años la dejó en el mismo sitio pero memorizó aquella extraña palabra. Más tarde, cuando ya estaba en casa, «a las dos de la mañana», puso esa palabra en Internet, y descubrió con sorpresa que la que él había encontrado horas antes no era la única, que decenas de esas tabletas, exactamente iguales, habían aparecido en playas de Reino Unido y el norte de Europa.

La de Carnota era la tercera que se hallaba en España. Las otras dos también habían aparecido en Galicia, aunque en A Mariña lucense. Al día siguiente, Jorge regresó a O Gramelo, y se encontró de nuevo con la misteriosa tablilla, pero esta vez sí se la llevó a casa. «Ahí la tenemos en el salón», explica, «la verdad es que causó más expectación en los demás cuando contamos que la teníamos que en nosotros cuando la encontramos», señala el joven.

Cuando Jorge encontró la tablilla y cuando aparecieron las otras dos en Galicia -en el verano del 2013-, las únicas de toda España, no se sabía aún la procedencia de este misterioso material. Incluso, se barajó la posibilidad de que viniesen del mismísimo Titanic, que llevaba un cargamento de tjipetir . «Casi preferíamos que fuera del Titanic», bromea, «porque malo sería que no nos diesen por ella cien euros».

En la BBC

Sin embargo, recientemente el enigma parece haber sido resuelto con una tesis defendida por la británica Tracey Williams, que halló la primera tabla en el verano del 2012. Su teoría, avalada por las autoridades británicas aunque no confirmada al cien por cien, es que el material procede de un navío japonés, el Miyazaki Maru, que fue hundido durante la Primera Guerra Mundial, y cuyo cargamento se recuperó recientemente. Hasta la BBC se ha hecho eco de la posible resolución del misterio.

A la británica Tracey Williams le picó la curiosidad y empezó a investigar el origen de las tabletas, dejando constancia de cada avance en una página de Facebook -tjipetir mistery-. La red social sirvió, además, para dar a conocer los hallazgos que se iban produciendo en Inglaterra, Gales, Francia, Holanda, Alemania, Noruega, Suecia, Dinamarca o España.

La palabra tjipetir, que aparece en todas las tablas, responde al nombre de una plantación de caucho en Java Occidental, Indonesia, que operó a finales del siglo XIX y siglo XX. En realidad, el material del que están hechas las tablas no es caucho, sino un sucedáneo, gutapercha, que se encuentra en los árboles de la Península Malaya y en Malasia, y que hasta mediados del siglo XX se utilizaba para aislar cables telegráficos en el lecho marino.

El navío japonés se hundió a 241,5 kilómetros al oeste del archipiélago británico de las Sorlingas. Según informa la BBC, Tracey Williams dice que mientras se efectuaban las operaciones para recuperar el cargamento de la bodega, se liberaron las tablas de gutapercha. Esta tesis tiene el respaldo del gobierno británico, que administra los restos del naufragio, relata la BBC.

Cómo se hundió

¿Cómo se hundió el Miyazaki Maru? El barco japonés que en 1917 viajaba de Yokohama a Londres, fue alcanzado por un submarino alemán, un U-88, al frente del cual estaba Walther Schwieger, uno de los capitanes de submarinos de guerra más importantes. La teoría que defiende Tracey Williams tambalea cuando algunas voces afirman haber hallado tablillas de tjipetir en el 2008, antes que de comenzasen las tareas de rescate del cargamento del navío japonés. Incluso, hay quien dice que hallaron las piezas hace más de 30 años.

Sin embargo, señalan los expertos, eran muchos los barcos que transportaban gutapercha en aquella época, por lo que es posible la llegada esporádica de alguna tabla que no perteneciese al navío japonés.

Sea del Miyazaki Maru o no, Jorge Leal la conservará en el salón de su casa. «Al menos como recuerdo», afirma el joven ferrolano.

Las piezas han aparecido en playas del norte de Europa y Reino Unido

Una mujer británica ha liderado la investigación de la procedencia