«Hay que apoyar al comercio de la ciudad y no ponerle trabas»

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

FIRMAS

ESTRELA ALONSO

Descalificar a A Coruña o a Santiago «es un discurso de poca calidad»

07 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Eduardo Eiroa, con «una ética personal y profesional muy grande» según destaca su hijo Fernando, vino en 1966 de A Coruña y abrió Óptica Galerías en Viacambre. Luego se trasladó a la rúa Orfas. Allí desembocó Fernando tras especializarse en audioprótesis en Madrid y ejercer en Valladolid. «Vine a Santiago contento y feliz, silbando al cruzar Pedrafita», dice. Nació en A Coruña «pero estoy tremendamente feliz en Santiago, sin renunciar a mi ciudad de origen. Son compatibles las dos. Quiero a esta ciudad y a la mía».

¿Y las insanas rivalidades? «Son una pérdida de tiempo. Lo que tenemos que hacer es disfrutar de las virtudes de compostelanos y coruñeses. Santiago tiene sus cosas y A Coruña las suyas». Etiquetar y descalificar «es un discurso de poca calidad».

Fernando es un optimista «muy convencido» y se siente contento de serlo, pero palpa pesimismo por ahí adelante. Y culpa en buena medida a los dirigentes, «porque la política tiene que dinamizar y hacer cosas». En Santiago mismo observa lagunas como la mala atención a los peregrinos, el traslado de las fiestas de la Alameda o el freno a iniciativas emprendedoras: «Hay que apoyar al comercio de la ciudad y no ponerle trabas». Recuerda el clúster de Adolfo Domínguez, que no cuajó por las dificultades encontradas y que contribuiría a potenciar y renovar el tejido comercial del casco viejo.

Pone sus ojos en el momento político actual y se apena: «Lo que ocurre en Santiago es bastante lamentable. Si quieres a tu ciudad y sabes que tu presencia hace daño, sea justo o injusto, debes desaparecer de inmediato porque Compostela vive de su imagen», señala.

Fernando fue hace años directivo de la agrupación de empresarios del casco viejo y en su haber está el famoso gran escaparate de Compostela Monumental, en el que los comerciantes exponían sus mejores artículos. Aunque observa un centro histórico con deficiencias, le alegra comprobar el surgimiento de negocios novedosos «con cosas distintas, que se salen de lo común».

Tienda física y virtual

Eiroa regenta una óptica en la rúa Orfas que, como óptica pura, es la más antigua de Santiago y conserva clientes de hace cuarenta años: «Hemos tenido claro dos principios irrenunciables: el trato al cliente y la calidad del producto. Y cuando hay problemas hay que tener siempre una solución a mano. Solo así hemos podido durar y sortear crisis duras como la actual».

¿Porvenir de las ópticas? «No soy clarividente, pero el futuro está relacionado con una tienda física y una virtual. La gente valora mucho que tengas una tienda física y nuestro caso requiere una atención muy personalizada». El futuro también puede avanzar por otras vías: «Sí, por una vuelta a las cosas hechas con cariño, dedicación y profesionalidad». Eso conduce a buen puerto, aunque él mismo lo remacha con un «ojalá». Hincando en la memoria recuerda que, por un azar de la vida, fue el primero en introducir el avanzado intracanal (para el oído) suizo en España.

Sabe que muchos ciudadanos de Santiago le miran a través de las lentes que les vendió («la gente cambia de gafas cada dos años y medio de promedio») y ha hecho muchos amigos dentro y fuera de su negocio.

Compostelanos en su rincón fernando eiroa mene

Fernando Eiroa Mene

Empresario de óptica