La risa de los díscolos por la derrota judicial del Concello

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

FIRMAS

01 jun 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

De qué se ríen?, me pregunté cuando vi en la portada de La Voz la foto de los ediles díscolos del grupo socialista del Concello de Ourense. ¿Qué motivaba la alegría de Rodríguez Penín, Susana Bayo, María Devesa, Mónica Vázquez y Alfonso Vilachá, los concejales del PSOE que se habían retirado de un pleno como protesta por negarle a un amigo suyo la compatibilidad de un trabajo en el Concello con otro en la Universidad? Lo que había provocado la risueña comparecencia pública (que me pareció impúdica) de los ediles había sido la decisión de un juez de reconocerle al amigo la concurrencia por una cuestión de plazos. El Concello no se había opuesto a la compatibilidad laboral en el tiempo legal, cuatro meses, por lo que el juez entiende que ha sido autorizada por «silencio administrativo». Es decir, el gobierno del PSOE, en el tiempo en el que lo conformaban todos los ediles, incluidos los díscolos, dejó sin tramitar la petición del funcionario a sabiendas de que la demora (¿intencionada?) le favorecía jurídicamente en perjuicio del Ayuntamiento. El juez no entró a valorar la legitimidad de que a quien cobraba del Concello 69.000 euros hubiese que autorizarle para que, en el mismo horario matinal, cobrase otros 8.000 de la Universidad. Se quedó en el incumplimiento de los plazos lo que nos lleva a reflexionar que hay cuestiones que aunque la justicia las permita, las deben prohibir la ética y la estética. Hay en Ourense cinco ediles que están felices porque un amigo suyo sumará unos ingresos superiores a los del alcalde (67.823 euros) o a los del presidente de la Xunta (76.765 euros) por compatibilizar dos trabajos (asesor jurídico del Concello y profesor de la Universidad) cuando miles de sus vecinos no tienen ni el primero. Cinco ediles que se frotan las manos por el éxito del amigo y la derrota del Concello. Cinco ediles que aplauden a un juez que se queda en los plazos y no busca las responsabilidades de quienes propician, con su falta de diligencia, que se cause un trastorno económico a la sociedad. Cinco ediles que piden ser restituidos en el gobierno y en el PSOE como si una sentencia borrase sus incomparecencias a las reuniones convocadas por el alcalde de Ourense. Espero que a éste le brote un rasgo de honor y defienda lo colectivo, es decir, los intereses de todos, por encima de los personales de un grupúsculo socialista que durante seis meses tanto dañó la imagen de la capital que dicen defender y de la que cobran.

El dato Ourense vivió el viernes su Shopping Night. Sorprende el uso del inglés para que los ourensanos (que no los turistas) vayan de compras en horario nocturno. Y que encima los gastos de la iniciativa del comercio lo sufraguen, entre otros, Xunta, Concello y Diputación, entidades que tienen la obligación de fomentar e incentivar el uso del gallego. Como siga la tendencia, ya les veo cambiando el nombre del Moucho Bus por el de Owl Bus o Night Bus con el fin de que los jóvenes ourensanos lo utilicen después de una night de clubing, drinking y dancing. ¡Cómo se echa de menos a Isabel Pérez, la edila del BNG que potenció el Samaín para frenar el Hallowen y cambió el internacional OFF por el más enxebre OUFF!