El cantante es, junto al actor Manuel Manquiña, protagonista de «Música ligera», un musical ambientado en la España de los 70
02 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.? Tony Lomba es un cantante de mucho éxito en la costa levantina en los años 70 al que la mala vida y las drogas acaban por arruinar. Manquiña es un amigo de la infancia que está convencido de que Tony Lomba triunfaría en Las Vegas, por lo que decide rehabilitarlo y dirigir su carrera. «Pero llega un momento en que en el escenario yo me enciendo, sale mi ego artístico y yo por el público doy todo lo que tengo. Y entre lo que tengo están mis canciones, que tienen unas letras casi porno. Y ahí es donde surge el conflicto», explica el showman vigués.
-Por lo que cuenta, se trata de un personaje en el que usted se siente cómodo...
-Me siento muy, muy identificado. Es mi rollo y se nota. La música ligera, ese ambiente y esa intensidad que me lleva a darlo todo en el escenario.
-¿Se siente extraño en esta faceta casi de actor?
-No, no me siento extraño. Pero tampoco soy actor, ni mucho menos. En el fondo, no se aleja mucho de lo que hago en Tony Lomba y su atril. Es cierto que tengo que domarme un poco porque aquí hay unos diálogos y un guión. Pero tengo al lado a Manquiña que es un tipo súper profesional y yo me lo he currado para, por lo menos, estar un poco a su altura.
-Reivindican una estética y una época que ahora se define como «casposa»...
-Es injusto. Pero nos da igual. No somos nada políticamente correctos. Desde el punto de vista musical aquellos años fueron fascinantes y eso se refleja en este espectáculo.
-¿Quién es más canalla de los dos?
-Yo, yo. Manquiña trata de llevarme por otra dirección, pero cuando yo me desato es cuando llega el éxtasis.