Ejemplo para presidentes

m. cheda SANTIAGO / LA VOZ

FIRMAS

SANDRA ALONSO

Los cuatro jefes del Ejecutivo gallego despiden a Suárez entre elogios

24 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Como él supo, ellos saben qué es dirigir, qué es dar cuerda al reloj de un país cada mañana al despertar: aquel, al de España; estos, al de Galicia. Todos los jefes de Ejecutivo que ha tenido la comunidad, los cuatro que aún viven, aprecian en Suárez a ese tipo al que siempre querrías estrechar la mano, un espejo, un referente. En lo político y en lo humano. Por eso Feijoo, Touriño, Laxe y Albor escriben Adolfo con H muda, con H de Historia forjada en el silencio de la soledad. De presidente a presidente, adiós.

«Es una noticia muy triste -lamenta el actual mandatario gallego- porque, en cierto modo, es como perder a un padre, a un padre político, toda vez que él construyó el sistema en el que hoy muchos desempeñamos nuestras responsabilidades públicas». Alberto Núñez Feijoo, un apasionado del «milagro de la transición democrática» que pilotó el de Cebreros, recuerda «perfectamente» sus intervenciones en el Congreso. Aunque, de toda su trayectoria, él se queda con el momento de la dimisión, «un gesto de inmensa generosidad». Y subraya: «Lamentablemente, él se ha ido sin recordarlo, pero es de justicia que todos los españoles seamos ahora su memoria y mantengamos siempre viva la labor que desempeñó. [...] El mejor homenaje que podemos rendirle es mantener la España democrática, unida y fuerte, que él soñó e impulsó con grandísima dignidad».

«No cabe más que respeto y gratitud ante él, ante su obra, que, como todas las humanas, tiene sus claros y sus oscuros», valora Emilio Pérez Touriño de un Suárez de quien destaca su «ingente contribución a la democracia». «Se ha marchado -apostilla- una persona extraordinaria, decisiva en la historia de nuestro país, que supo entender, quizás mejor que nadie, las ansias de libertad del pueblo español en aquellos años». Y sentencia: «Sin su audacia, inteligencia y voluntad de servicio, hoy no seríamos mucho de lo que somos».

Un hombre sensible

Al fundador de UCD lo trató en un par de ocasiones Fernando González Laxe (PSOE). La segunda, a comienzos de los ochenta, durante una de sus visitas veraniegas a O Grove. Y la primera, en 1978, con motivo de una negociación pesquera en la Moncloa a la que él había acudido en calidad de asesor sindical. «En aquel momento demostró una gran sensibilidad, que incluso le importaban más nuestros argumentos que lo que pudiese decir su ministro y su secretario general. Nos dio 24 horas para convencerlo, lo hicimos y cedió», relata el presidente de la Xunta en el período 1987-1990. «Ha muerto -resume- un líder que antepuso el diálogo a la gestión, el acuerdo a la beligerancia, y que ejemplificó el talante. Ha marcado la democracia española, las pautas que luego hemos seguido muchos, con independencia de ideologías».

Con ese señor cenó una vez Gerardo Fernández Albor (PP). «Nos había invitado -rememora- para contarle un poco cómo era Galicia». ¿Y qué tal la velada? Larga y enriquecedora, narra el primer presidente de la Galicia autonómica. «Pude comprobar que era el hombre de mayor raza política que había conocido. Contrasté también su calidad humana y su inmenso atractivo», asegura. Y concluye: «Fue el hombre que trajo la democracia a España, nada menos. La habían diseñado Torcuato Fernández Miranda y el rey, pero él fue quien la llevó a cabo. Le debemos tanto... Y al pobre lo traicionaron tantos... Solo espero que reciba el homenaje que merece».

De presidente a presidente.