Patronas de altura sin barco

Soledad Antón García
Soledad Antón VIGO / LA VOZ

FIRMAS

M. Moralejo

Oficiales y marineras reclaman la confianza de los armadores para desarrollar su trayectoria profesional en igualdad con los hombres

18 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Que nos den la oportunidad de demostrar que somos igual de capaces que los hombres. Necesitamos un voto de confianza». La petición de Paula Usera, patrona de pesca de altura, tiene a los armadores como destinatarios porque, según dice, con el apoyo de los marineros ya cuentan.

Paula es una de las pocas mujeres que han decidido zambullirse en un mundo hasta ahora eminentemente masculino, la pesca. La relación es de 99 a 1. Hasta la fecha, su título de patrona de altura solo le ha servido para ejercer de marinera en uno de los barcos que realizan el transporte de ría en Vigo. «Está muy bien porque me permite sumar días de mar, pero mi objetivo es trabajar en un pesquero». Lo mismo le ocurre a María González, compañera en la misma empresa.

Más difícil lo tiene Marta Prendes. Necesita al menos dos años de mar para ejercer de capitana de pesca. Hija y nieta de hombres de mar, ya ha tenido oportunidad de hacer una marea a bordo del Festeiro en aguas de NAFO.

Las tres saben que si lo tienen difícil no es por una cuestión de capacidades, sino de falta de costumbre. «Tampoco hace unos años había camioneras ni conductoras de autobús y hoy nadie pone en tela de juicio su profesionalidad», afirma Paula Usera, que está convencida de que más temprano que tarde será habitual la presencia de mujeres a bordo y no solo en calidad de científicas observadoras.

De ese colectivo forma parte Ascensión Fernández, una bióloga nacida en la sierra de Cazorla, que reside en Cangas porque un día cambió el estudio de los bosques por el de los peces. «No me arrepiento», dice. Ayer participó junto a Paula, María y Marta en el acto de presentación de conclusiones del proyecto Redmar, en el que se proyectó el vídeo Mujeres a bordo.

Dicho vídeo es el reflejo en imágenes de la marea que Ascensión Fernández realizó este año a bordo del Pescaberbés II en aguas de Terranova. No era la primera vez que Ascensión se enrolaba en un pesquero. Ha navegado también por aguas de las Malvinas, Malta, Cerdeña y España. La diferencia es que esta vez no lo hacía como observadora, sino como marinera. Se trataba de probar el grado de aceptación de una mujer trabajando codo a codo en cubierta, moviendo cajas o seleccionando pescado.

Su conclusión final es que «ha sido un trabajo duro, duro, duro, pero recomendable. El día que veía que me flaqueaban las fuerzas enseguida me motivaba. Pensaba que tenía que hacerlo por mí y las mujeres que quieren trabajar en la pesca y no se les da la oportunidad». Pidió ser tratada como una más y así fue. «A ratos», dice. «No podemos pedir que cambie todo de golpe, pero se han dado grandes pasos en poco tiempo», afirma.