El desnorte del PP local

FIRMAS

RAMON LEIRO

Telmo Martín se escapó a Madrid y le dejó a Jacobo Moreira un barco a la deriva con una tripulación que no estaba mentalizada para ser oposición en el Concello pontevedrés

09 nov 2013 . Actualizado a las 20:58 h.

El PP pontevedrés arrastra un problema de gestión de su papel como oposición municipal que, probablemente, esté directamente relacionado con las dudas sobre el liderazgo del grupo y las posibilidades reales en próximas citas electorales. Conste que no es este un mal exclusivo del centroderecha local. El PSOE pontevedrés está sumido en una crisis identitaria tan profunda que lleva tres legislaturas meciéndose en la autocomplacencia, limitándose a ser socio de gobierno con una cuota de carteras que no han tenido ni el refrendo social ni la renta electoral que pudieron imaginar. Pero de los socialistas hablaremos en una próxima entrega y hoy permitan que me centre en lo que pasa en la casa de los populares.

La última argumentación empleada por el PP para oponerse a las políticas de peatonalización (véase la reordenación del tráfico en Beiramar y puente de A Barca) aludiendo a un supuesto clima de inseguridad en la calle Echegaray porque circulan pocos coches, es una boutade impropia de un señor al que tengo por un tipo serio como Ricardo Aguilar. El centroderecha local demuestra un desnorte mayúsculo si se empeña en erosionar al gobierno municipal a costa de cuestionar aspectos de la reforma urbana ampliamente aceptados como la rebaja de la velocidad. Plasmada en la limitación a 30 km/h extendida por todo el municipio.

La oposición tiene otros aspectos de las políticas de reforma urbana o del modelo de ciudad para hacer crítica. Pero obstinarse por ese derrotero semeja una pérdida de tiempo cuando dispone de otros espacios de la gestión del Concello más suculentos y que seguramente conectarían mejor con nichos de malestar ciudadano. Lo acaba de comprobar Jacobo Moreira con la repercusión que se vislumbra traerán las consecuencias del pleito que Pontevedra ha perdido con Sogama. Ahí tienen territorio Moreira y los suyos, pues parece evidente que los cuatro millones de atrasos que deberá pagar la ciudad, según sentenció el TSXG, nos los vamos a comer los ciudadanos. Diga lo que diga Rai Gónzalez, el coste del pleito terminará traduciéndose en subidas de la tasa.

Por tanto, parece que el PP padece un problema de enfoques para hacer oposición municipal. Puede que la cuestión de fondo sea la crisis de liderazgo que arrastra desde la salida (estampida también valdría) de Telmo tras fracasar en su segunda tentativa de hacerse con la alcaldía de la capital. El empresario y ex regidor sanxenxino fue premiado con un escaño en Madrid y le dejó a Jacobo Moreira el timón de un barco cuya tripulación había sido reclutada por Martín y no por Moreira. Por eso al poco tiempo se le amotinaron el grupo de concejales descontentos, quienes estallaron por el asunto de los sueldos pero que criticaron abiertamente la estrategia del hoy portavoz, como verbalizó Guillán, el más crítico y significado de los que se marcharon.

Louzán y Rueda intentaron aplacar entonces la hemorragia con cataplasmas. La consecuencia fue una herida abierta y supurante que aún permanece, pese a las dimisiones de tres concejales. Desde entonces, Moreira intenta trasladar una imagen de unidad de acción con el grupo municipal que resulta más virtual que auténtica.

Candidato creíble

Las direcciones regional y provincial del PP tampoco han hecho mucho por apoyar expresamente su causa. Como si no tuvieran aún claro que hoy por hoy es su mejor opción porque en año y medio no van a poder fabricar un candidato creíble.

Louzán le debe el congreso local, varias veces aplazado, que deberá ser la investidura de Jacobo como póster electoral en el 2015. Salvo que alguien se postule. O le postulen.