Un verano de literatura en Samil

Alberto Sánchez VIGO / LA VOZ

FIRMAS

ADRIAN SANTASMARINAS

Entre la arena y el salitre muchos se resisten a abandonar la lectura

16 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Sherlock Holmes, el detective de ficción más famoso de la historia, solía evadirse del mundo tocando su violín. De este modo encontraba la paz y la concentración que necesitaba para resolver hasta los casos más enrevesados. Precisamente, acompañada de las aventuras del personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle, se relaja en la playa de Samil la viguesa Lorena Novoa. «Ahora leo más porque estoy en el paro», afirma mientras toma el sol, aunque dice que siempre le gustó leer.

Cómo aprende el cerebro es el título que Xosé Lois, orientador escolar ya jubilado, ha escogido para leer en la playa. Dice no tener libro electrónico, aunque no se cierra en banda: «Me gusta más el papel, pero no es para descartar el otro formato». Lorena Novoa tampoco tiene ebook porque «me cansa más la vista», y por lo que disfruta de las aventuras del señor Holmes en formato tradicional.

En pleno siglo XXI aun quedan valientes que siguen defendiendo a capa y espada el libro en formato tradicional, como defendía la memoria de su madre el famoso Guerrero del Antifaz.

Antonio Alonso disfruta de su jubilación mientras rememora las aventuras de aquel héroe de cómic de su infancia. «Normalmente leo otro tipo de libros», afirma, «pero lo leía de pequeño y me gusta releerlo».

Jubilados lectores

Ana Pérez está inmersa en una historia que «no es mucho para la playa», dice. Deja en paz al diablo, del escritor americano John Verdon, es el libro que eligió para una jornada de verano. Para ella el demonio del título perfectamente podría hacer referencia al libro electrónico: «No tengo ebook, y tampoco lo quiero». A Joaquín Iglesias y Sinda Pumar también les gusta más el formato tradicional. Juntos disfrutan de su jubilación en la playa. Él lee el periódico y ella La suma de los días, de Isabel Allende, y reconocen que «leemos más en verano que el resto del año».

Luego están los indecisos, los que no reniegan del libro electrónico pero no quieren abandonar el tacto del papel. Leticia Fraga disfruta de un baño de sol mientras lee Juego de tronos en versión original. «Es denso, y más en inglés», dice entre risas. Estudia Traducción e Interpretación y ha escogido esta lectura porque «hay que practicar». Tiene un ebook y su criterio para elegir entre papel o el formato electrónico es puramente idiomático: la nueva tecnología la prefiere para libros en castellano, mientras que el formato tradicional lo reserva para los libros en lengua extranjera. Así puede apuntar las palabras que no conoce.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes es el título que la vallisoletana Maricruz Muñoz ha elegido como compañía estival. «Tengo también un libro electrónico, pero aún me estoy acostumbrando», cuenta. Un tema mucho más celestial es el escogido por Matilde Laplaza, que entre chapuzón y chapuzón se sumerge en El fuego del Ángel. «Leo más en verano porque el resto del año tengo más ocupaciones», afirma, y aunque tiene libro electrónico le sigue gustando más el papel.

Lectora incansable

Carla González cree que el formato electrónico «es muy cómodo» y es el que ha escogido para leer Cincuenta sombras de Grey. Tiene 20 años y se prepara para hacer la selectividad. «En verano me puedo leer 20 libros en un mes», afirma. Para Juan Rodríguez, de profesión médico, el ebook es el formato ideal para llevar a la playa: «Pesa poco, no se te llena de arena y no ocupa».

Ignacio Alonso es profesor de secundaria en Vigo y cree que es importante dar ejemplo a los niños para que se interesen por la lectura, pero es «difícil que todos lean», reconoce. Lee más ahora porque está de vacaciones, pero a los chavales les recomienda libros «en verano y en invierno». Lo importante es dar ejemplo y que vean a su «profe» leyendo, ya sea en la biblioteca o en la playa disfrutando del sol.