Los heladeros inician, un año más, su dulce guerra de verano

Raquel Navallo / A. C. A CORUÑA / LA VOZ

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Ana Prado

26 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Aquí, o eras de la Colón o eras de la Italiana. Los heladeros de la ciudad inician cada verano un duelo abierto por convertirse en el mejor, mientras que estas dos heladerías son ya protagonistas indiscutibles de la ciudad, algo mítico. «Las claves son las mejores materias primas y no bajar el listón», asegura Leonardo Reboredo, el propietario de la Colón.

Pero no es fácil seguir dando la talla. Al duelo abierto se le sumaron hace un par de años un gran número de franquicias que abrieron como consecuencia del estallido de los yogures helados. Todos quedamos deslumbrados cada vez que nos encontramos con un local de este producto, consecuencia de la estética, los colores y las decenas de toppings que hacen que inviertas diez minutos intentando elegir uno. Ahí está el truco: «Es la marca de nuestra casa, el diseño y el márketing», afirma Sandra, propietaria de un local Smöoy.

Leonardo cuenta alguna anécdota de su local a propósito del tema publicitario: «Una vez llegó una señora con un vaso de nuestros helados. Su amiga había estado aquí y guardó el vasito para recomendárselo». Esa es la mejor publicidad, la del boca a boca. En La Italiana también saben algo de esto. Después de tantos años han pasado por allí actrices como Elsa Pataky o Pastora Vega. «Estaba haciendo una obra, vino el primer día a probar un helado y volvió durante toda la semana», cuenta Pablo de Cesero, gerente de la heladería, que también recuerda con orgullo que «todos los niños que antes no llegaban al mostrador, ahora tienen 30 años y siguen viniendo».

Aunque sean rivales -metafóricamente hablando- Leonardo y Pablo coinciden en la receta del verdadero helado, de esos que tanto gustan a coruñeses y forasteros: leche gallega y mucho mimo.