El PSOE cree que la anulación de líneas condena al rural y el PP prefiere fijarse en las nuevas de larga distancia
04 jun 2013 . Actualizado a las 06:00 h.«Nada es verdad, ni es mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira». Esta frase, atribuida a Shakespeare, sirve perfectamente para describir las visiones enfrentadas que, sobre el servicio ferroviario, tienen PSOE y PP. El plan de racionalización del Gobierno es catastrófico para unos y muy positivo para los otros. Los socialistas acusaron a Fomento de condenar al rural a la desaparición y poco menos que llamaron a la rebelión a los ciudadanos. La respuesta de los populares llegó a través de un comunicado del diputado Celso Delgado, que se felicitó por la puesta en marcha de nuevos trenes de larga distancia que «multiplican» la movilidad de los ourensanos. En definitiva, dos visiones irreconciliables.