Los Junkers en Santa Cristina

Xosé Alfeirán

FIRMAS

En 1927 la playa se utilizó como aeródromo provisional

26 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Mediodía, marea baja. En la playa de Santa Cristina esperaban las autoridades y muchas familias que vivían en la zona. A las doce y media del 12 de septiembre de 1927 se le vio aparecer en la lejanía. Era un avión Junkers: el Marabú. Volaba a gran altura procedente de Vigo, de donde había partido una hora antes. Después de dar una vuelta sobre la ciudad, se dirigió hacia la playa, donde, en unos centenares de metros, aterrizó.

Fabricado en duraluminio por la empresa alemana Junkers, el avión, un monomotor monoplano modelo F13, de 9,69 metros de longitud y 4,10 de altura, podía transportar a cuatro pasajeros y una carga 730 kilos. Durante su estancia en A Coruña, el Marabú realizó diferentes vuelos sobre la ciudad, llevando a numerosas autoridades y personalidades invitadas. También sobrevoló Ferrol, donde no pudo aterrizar por no encontrar un campo propicio. El 14 por la tarde regresó a Madrid.

Doce días después, el 26, llegó, también procedente de Vigo, un nuevo avión Junkers: el Sevilla. Era mucho más grande, un trimotor monoplano modelo G24 con capacidad para transportar nueve personas y una carga de 2.000 kilos. La cabina de pasajeros estaba tapizada y contaba con un completo servicio higiénico. A la mañana siguiente regresó a Vigo, llevando al primer periodista gallego que atravesaba Galicia en avión, el coruñés Victoriano Fernández Asís, colaborador de El Orzán.

Ambos aviones, pilotados por Ansaldo, eran propiedad de la Unión Aérea Española, sociedad fundada en 1925 y de capital hispano-alemán, con mayoría de la empresa Junkers. Tenía la concesión de la aerolínea Madrid-Sevilla-Lisboa, inaugurada el 29 de abril de 1927. El objetivo de estos vuelos era estudiar sobre el terreno las posibilidades de establecer dos líneas de transporte aéreo comercial desde A Coruña: la primera con Oporto, con escala en Vigo, y la segunda con Madrid, con escalas en Vigo y Salamanca. Para ello necesitaban buscar lugares donde poder aterrizar y conseguir el apoyo económico de las Administraciones para hacer frente al coste de la puesta en marcha y mantenimiento de las líneas mientras estas no fuesen rentables.

Con la intención de resolver estas cuestiones llegaron, en el primer vuelo, el marqués del Quintanar, miembro del consejo de administración de la UAE, y en el segundo, Mariano Moreno Caracciolo, presidente de dicha empresa. Ambos fueron recibidos y agasajados por las autoridades que se mostraron favorables a estudiar y favorecer dichos proyectos. Como campo de aterrizaje necesitaban una planicie de unos mil metros de longitud, siendo propuesto el terreno comprendido entre la nueva carretera de Arteixo, Vioño, la Grela y la Silva de Abajo. Y para establecer la ruta con Madrid solicitaron al Ayuntamiento coruñés un auxilio económico de cien mil pesetas mensuales. Su elevado coste hizo que el proyecto no se realizase y que la playa de Santa Cristina continuase siendo durante muchos años un aeródromo provisional.